Desde jovencitos siempre oímos esa frase y según fuimos creciendo pudimos comprobar que era verdad: la banca siempre gana; y estos días se ha acreditado una vez más. La pasada semana los grandes bancos españoles han dado sus saldos de beneficios del año 2023, año en el que se aplicó por primera vez el impuesto a la banca que sacó adelante el Gobierno en medio de una fuerte polémica dinamizada por los propios bancos, teóricos perjudicados por la medida fiscal, y apoyada por toda la derecha económica del país. Aquellos que en su momento se escandalizaron han ido haciendo públicos unos resultados que casi escandalizan al ciudadano medio al conocer tales beneficios. El escándalo, por tanto, va por barrios a la vista de los récords batidos en beneficios alcanzados por las principales firmas bancarias de este país.
Es obvio que la banca española no se ha visto frenada por el impuesto extraordinario que se le ha aplicado, ni que la imposición tributaria suponga una merma tan gravosa para sus intereses como tantas veces se dijo por parte de quienes se oponían al cuestionado gravamen, y que, a la vista está, no ha impedido en forma alguna que todos los grandes bancos españoles arrojen unos resultados que convierten en récords de beneficios su cuenta de resultados del pasado año, primero en el que se ha hecho realidad ese impuesto que seguirá vigente en el presente 2024. También se temía, al menos así se decía por parte de los bancos que demonizaban la nueva imposición, que ésta lastraría el valor de las acciones en bolsa, cuando ahora la realidad demuestra que, muy al contrario, los títulos de los grandes bancos españoles se han revalorizado notoriamente.