Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


El Tío Harlem

03/10/2024

La radio es un medio maravilloso sin el cual no entendería mi vida. Esta semana celebramos en Onda Cero la sexta Fiesta de la Vendimia, que durante una semana trae los principales programas de la cadena a algunos de los lugares emblemáticos de la vitivinicultura de la Mancha. De la mano del Consejo Regulador de la Denominación de Origen que preside Carlos David Bonilla, las estrellas rutilantes del panorama radiofónico dejan su impronta en esta tierra y sellan su alianza con aquello que mejor sabemos hacer, el vino que ya elaboraban griegos, romanos y mesopotámicos. Uno de esos personajes que ha pasado por aquí estos días es Leo Harlem, humorista y actor que hace las delicias de un público mayoritario que ríe con su manera de ver la vida y deformarla, pues no otra cosa es el humor que una hipérbole, exageración o distorsión de la realidad. Leo engancha con una generación mayor, pero también con otra joven que lo ve como un padre, un tío o un pariente distinto que hace cosas singulares para partirte la caja. Y lo consigue tras sus gafas de pasta con las que toma distancia y observa. Leo Harlem es un voayeur que saca punta a todo y luego lo disecciona. Cualquier cosa, por pequeña que sea, puede ser objeto de su bisturí. Habla rápido, pero con la determinación de quien ya ha visto y vivido como para conocer el trasluz de las cosas. Cuando engancha cuatro metáforas seguidas, su humor puede ser hilarante.
Lo conocí el martes en Tomelloso, tierra de pintores, escritores y otros artistas. Tengo escrito que Tomelloso es el kilómetro cero de la Mancha, donde concluyen las terminaciones nerviosas de la cardencha. Hasta allí se desplazó todo el equipo de Carlos Alsina para hacer el Más de Uno en la Cooperativa Virgen de las Viñas. La chavalería reventó el programa, sobre todo en la hora de los cómicos, comprando uno de los mejores shows radiofónicos que ahora mismo hay en la actualidad. Leonor Lavado es otra crack de imposibles tesituras vocales y Agustín y Goyo Jiménez, dos talentos inconmensurables de altura.
Pero Leo es distinto. «Es un obrero como nosotros», dice alguien que lo conoce bien. Y es cierto. Su bonhomía es legendaria y traspasa los poros de la piel. Es tan profesional que pregunta los nombres de quienes se acercan a él para pedirle fotos o dedicatorias. Sabe lo que cuesta ganarse un euro y lo difícil que ha sido llegar para mantenerse. Sin embargo, su chifladura no tiene límites. Conoce su mejor versión y la da cuando le interesa. Es un seductor nato que gana como los vinos. Su pelo blanco es la acumulación de sabiduría y greguería, aquellos humorismos que hacía Ramón Gómez de la Serna con la realidad de las cosas. El Tío Harlem nos demostró que la edad no está en la sangre. Pinchó Los Chichos, Camela y sacó nueva letra al Satisfaction de los Rolling, cambiándola por Tomelloso. Pide una piedra de licor y es feliz sin más. Si por él fuera, la vida sería sencilla. Por eso, se ríe de ella. Por eso, te ríes con él.