Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


Una sotana blanca en el Lejano Oriente

23/09/2024

¿Qué pretendía hacer el Papa Francisco en el Lejano Oriente? La pregunta ha resonado tanto en Oriente como en Occidente. El Papa confesó que uno de sus sueños de joven jesuita era ser misionero en esos países donde la religión católica siempre ha estado en minoría. Quería darles gracias por haber mantenido su fe contra viento y marea. Y animarles a seguir siendo testigos del Evangelio. ¡El cristianismo avanza por contagio!  Indonesia y Papúa Nueva Guinea están formadas por miles de islas, alguna con su propia étnica y lengua. Muestran la posibilidad de vivir y convivir en medio de la diversidad. La clave radica en el cumplimiento generalizado de la ley natural. El evangelio no inventa esa ley. La fundamenta, la purifica y la hace vida. Vamos, que si quieres regenerar la sociedad, has de empezar por tu propia casa.  La multitud de niños y jóvenes que le apretaba en Timor Oriental, le llevaron a preguntarse:  ¿Dónde han aprendido estos niños a sonreír y esos jóvenes a ilusionarse? El secreto está en la familia, descubrió. Tampoco la familia es un invento de la religión católica ni de ninguna otra. Es una institución natural que asegura la ayuda mutua entre los esposos y la educación de los hijos en los valores que han hecho felices a los jóvenes y mayores de todos los tiempos. El viaje papal acabó en Singapur. Los libros de economía, solían mencionar esta ciudad-estado como muestra de la capacidad del capitalismo para mejorar la situación material de la mayoría de las personas. El riesgo es que la acumulación de dinero y bienes desplacen a Dios, como ha ocurrido en Occidente. Los católicos de Singapur deben comprobar que si ponemos a Dios en el centro de sus vidas, todo cobra sentido. Si lo quitamos, hasta las personas y las cosas acabarán por aplastarnos.