No se puede decir que fuera un jugador carismático por los años que militó en el Albacete Balompié ni porque sus gestas fueran muchas y recordadas. Apenas vistió unos meses la camiseta del club manchego, pero su trágica muerte se grabó en la historia del club manchego aquel 6 de mayo de 1993 cuando perdió el control de su Toyota Celica y se estrelló contra un árbol, golpe que le causó la muerte instantánea y que sembró de luto a toda la Primera División.
Cada año, la peña Curva Rommel acude al lugar del accidente para llevar flores. No ha faltado ni una vez en los 26 años anteriores y no se sabe si podrá hacerlo en estos días de restricciones en la movilidad. Unas veces fue acompañado por el club, otras lo hizo en solitario, pero no fallaron para cumplir ante el jugador que dio nombre a la peña, oficializada en 1998.
Rommel Fernández llegó a España con 21 años para marcarse un nombre en el Tenerife, club con el que ascendió a Primera y jugó cuatro temporadas, marcando 62 goles entre Liga, Copa y Promoción. Sus excelentes dotes de delantero propiciaron su fichaje por el Valencia en el verano de 1991, una operación que costó 300 millones de pesetas para que el panameño formase una delantera letal con el búlgaro Penev.
Pero en su primera campaña con el Valencia su rendimiento no fue el deseado y el club che decidió cederlo en el verano de 1992 a un Albacete que venía de realizar su mejor temporada de la historia en su debut en Primera.
En el Albacete pronto se ganó el cariño de la afición, en un Carlos Belmonte acostumbrado a disfrutar con ese tipo de delanteros poderosos en su juego aéreo como era Antonio y Corbalán. El pánzer marcó nueve goles con el Alba, siete en Liga y dos en Copa, siendo su mejor actuación frente al Cádiz, al que marcó tres goles en el debut de Víctor Espárrago en el banquillo al sustituir a Julián Rubio. Rommel marcó en el primer minuto de partido y redondeó la tarde con dos nuevos goles en lo que fue toda una fiesta para el Belmonte, con ese 5-0 con el que acabó el encuentro.
El fatídico 6 de mayo de 1993 era jueves y el Albacete preparaba la visita del Athletic de Bilbao al Belmonte. Varios jugadores salieron del entrenamiento y se fueron a comer a un restaurante muy frecuentado en Tinajeros. A la vuelta de la comida, el Toyota que conducía el panameño se salió de la pequeña carretera, hoy convertida en un carril bici, con la mala suerte de ir a chocar contra un árbol justo en el lado de Rommel que, sin cinturón de seguridad recibió tal impacto en la cabeza que murió de forma instantánea, mientras que su primo, que lo acompañaba y ocupaba el asiento del copiloto, apenas sufrió una pequeña fractura en un brazo.
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