Entender los efectos a largo plazo que tienen algunos tratamientos de quimioterapia en pacientes tratados de cáncer colorrectal, es el objetivo de la investigación que la Asociación Española Contra el Cáncer va a financiar a través de la beca postdoctoral concedida este año al grupo de trabajo de la doctora Erika López, del Instituto de Investigación en Biomedicina de Barcelona (IRB), que hoy va a ser presentada en el marco de la cena de hermandad que la asociación va a celebrar en el hotel Beatriz, donde entregará distinciones a personas e instituciones que han demostrado especial implicación en la lucha contra el cáncer.
¿Qué su proyecto haya sido seleccionado por la Fundación Científica de la AECC es para estar orgullosa no?
Sí, estamos muy contentos, imagínate. La beca es para dos años, pero con la posibilidad de que se pueda prorrogar a otros dos.
¿El título de la investigación becada da una idea de por dónde va a ir la investigación?
Sí, el título más divulgativo es Estudio de como algunas quimioterapias causan daño al ADNen cáncer colorrectal. Su reparación y las oportunidades terapéuticas que generan. Este proyecto parte con algunos resultados preliminares, pero ahora nos queríamos centrar en hilar un poco más fino y elaborar los mapas de daño con más detalle.
¿Hablamos de investigación básica o traslacional?
Es investigación básica, pero es verdad que los resultados puedan pasar luego a la clínica. Lo que queremos entender son mecanismos muy básicos que ocurren en las células.
¿Qué consecuencias tiene para el paciente que determinados tratamientos de quimioterapia dañen su ADN, puede modificar el curso de la enfermedad?
Nosotros con este estudio nos hemos centrado en una serie de quimioterapias que causan daño al ADN, las células per se de hecho tienen mecanismos que pueden reparar este daño, y nosotros ya sabemos que estos mecanismos actúan de manera diferente en distintas regiones, sin embargo, ahora lo que queremos saber es si el daño también se deposita en regiones diferentes. Por ello, la investigación nos va a ayudar a entender cómo se deposita ese daño y cómo las células lo reparan o fallan. El resultado final es que estas células acumulan mutaciones o daños sin reparar y también nos ayudará a entender algo mejor esos efectos que a largo plazo tienen las quimioterapias, que en muchos casos, son dañinas para el paciente.
Si además sabemos en qué regiones se depositan y cuál se repara mejor esto nos ayudará a estratificar mejor los pacientes que se puedan beneficiar de estas quimioterapias. De forma, que en un futuro una vez los frutos lleguen a la medicina más traslacional y revierta al paciente nos ayudará a entender mejor qué biomarcadores pueden predecir qué quimioterapias pueden funcionar mejor en cada paciente.
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