Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


Punto y aparte

02/05/2024

Tras cinco días de conversaciones consigo mismo, Pedro Sánchez ha salido a las puertas de Moncloa y ha anunciado el resultado de sus cavilaciones políticas y sus meditaciones personales. Sus conclusiones son ya bien sabidas, para tranquilidad y respiro de unos, los suyos, y para mayor cólera y desesperación de los otros, los de enfrente. Pedro Sánchez ha superado las tentaciones de dimisión y ha garantizado su plena convicción de que debe encabezar la defensa de la normalidad democrática en la vida del país y que para ello propondrá una hoja de ruta acorde con las que en su opinión son las coordenadas necesarias para alcanzar tal objetivo. Esa carta de intenciones y sus correspondientes medidas no han sido todavía concretadas por el líder socialista, en apenas cinco días no daba tiempo más que para decidir si seguía o no seguía al frente del Gobierno. Pedro Sánchez puede ser un político más o menos maquiavélico, pero no es Superman.
Aquí y ahora el momento es realmente complejo e irrespirable desde una sociedad democrática cada vez más rebozada de un lodazal que alcanza ya niveles que exigen asumir la realidad de que una operación de regeneración democrática es absolutamente necesaria para la recuperación política del país. Tras sus jornadas de reflexión, el presidente reconoce que ahora no viene un punto seguido, hay que hacer un punto y aparte que suponga el final de la trayectoria que se ha venido siguiendo por los recientes vericuetos de la política española y llevar a ésta a nuevas vías que eviten la ruta del viaje a ninguna parte que se ha recorrido malamente en los últimos tiempos, entre los errores de unos y las respuestas de otros.