«La arqueología y la historia son disciplinas muy importantes y siempre hay miedo de que una fagocite a la otra»; pero no quisiera que se entendiera esta reflexión de la manera que esa frase pretende, sino más bien, siguiendo el proceso biológico por el que una célula fagocita o asimila otro tipo de célula o elemento para consumirlo.
Y ahora, vamos a nuestra sociedad común. Estamos viendo que cada día es más fácil que un elemento asimile a otro; y si cabe, no solo asimile como tal, sino que lo elimine y lo deje fuera de su lugar.
Me dice el estudioso Gaeta que a pesar de que este término es de claro sentido biológico, también podríamos utilizarlo, a veces, como metáfora de fenómenos en los que dos partes desiguales entre sí son enfrentadas, siendo una atacada por la otra que la consume hasta destruirla. En este sentido, a veces se dice, que una persona fagocita a la otra cuando la consume tanto que la agota o la transforma completamente.
Por eso, en esta sociedad actual en la que vivimos, es muy fácil encontrar este término, metafóricamente hablando, y definirlo en su puesta en valor. Qué molesta un banco, fagocitarlo; qué molesta una Federación porque no funciona, fagocitarla; qué molesta un señor porque no se ajusta a los cánones establecidos por el poder, fagocitarlo; qué hay un partido que está enturbiando el sistema, fagocitarlo; qué hay una marca que se está convirtiendo en un emporio, fagocitarla. Y así, sucesivamente.
Y para que este mundo de Yupi podamos entenderlo mejor, no hay más que buscar citas de nuestros ilustres pensadores de otros tiempos para entender cómo se mueve el mundo. Recuerden a Albert Einstein «locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados diferentes»; o la de Esopo, muuuchos siglos atrás: «no debemos confiarnos en aquellos que presumen de generosos con el bien ajeno»; o incluso, la de aquellos que para conseguir sus fines, son capaces de pactar con el diablo. Miren lo que dijo Stalin, y ya ven quién era ese 'señor': «lo importante no es quién vota, sino quien cuenta los votos».
Pues ya saben, sigan fagocitando y todo funcionará, ¡cómo hasta ahora, claro!