Ángel Villarino

RATAS DE DOS PATAS

Ángel Villarino


Destructores

28/03/2025

Hace algún tiempo me contaron que alguien en el ministerio de Defensa pidió eliminar la palabra «destructor» de un acto en el que se hablaba precisamente de destructores. Pensaron que al público le iba a sonar agresivo, como si la guerra marítima lo fuera. Supongo que habrían preferido llamarlos «constructores de seguridad» o «soluciones articuladas de defensa marítima». No sé, me lo acabo de inventar, pero estoy seguro de que se habrían sentido más cómodos con alguna de esas estupideces con las que consiguen que nadie sepa nunca de qué demonios están hablando. El lenguaje siempre como arma de confusión, nunca como herramienta de comunicación. 
Yo, que llevo una década entera preocupado por las barbaridades que dice Trump, hay días que entiendo a sus votantes. Entiendo que están cansados de tanto esnobismo y tanto eufemismo, y tanta farfulla de la clase política y sus aledaños. Hasta un niño de cinco años, especialmente un niño de cinco años, sabe que destructor es un nombre fabuloso para un barco de guerra. Aún más cuando tus enemigos ya disponen de ellos. A un destructor te lo imaginas destruyendo, que es precisamente de lo que trata la disuasión, la primera y más importante misión de un ejército. A Albert Einstein se le atribuye esa idea de que la cuarta guerra mundial será con palos y piedras, pero a lo mejor la tercera hay que hacerla con eufemismos y nadie va a saber de qué ha muerto. 
Si queremos de verdad rearmar Europa a lo mejor hay que empezar a llamar a las cosas con su nombre. La ciberseguridad es importante, pero no basta. Tenemos que fabricar balas, tenemos que fabricar blindados, y seguramente tendremos que fabricar destructores. Ya hemos visto en Ucrania que las batallas siguen siendo tan real como siempre y que esas proyecciones sobre guerras modernas en las que solo luchan informáticos tras pantallas son por ahora pajas mentales.