Cuando hablamos de Señuelo, no hay la más mínima duda, que nuestros cazadores bien lo saben: objeto que se utiliza para atraer a las aves que se quieren cazar. Pues bien, cuando se habla de señuelo en México, la cosa cambia un poquito, no mucho: Cosa que sirve para atraer, persuadir o inducir, con alguna falacia.
Pero claro. Analicemos un poco su léxico definitorio, o tal vez, su ajustado mensaje intrínseco, ese mismo que nos dice que hay por medio «una mentira» o un engaño, y ahí la cosa –como mensaje- suele cambiar en su postulado.
Y así es, si nos atenemos a las cuestiones sociales –dejemos un poco la política porque si no es repetirse demasiado- y vayamos a los temas de sociedad, vemos que por extensión a estos significados, se denomina señuelo a todo aquello que induce a conseguir algo mintiendo o engañando, algo habitual en la policía cuando quiere atrapar criminales. Por ejemplo, cuando se quiere capturar un pedófilo que busca sus víctimas en internet puede hacer que un agente se haga pasar por un niño en las redes sociales, así está actuando como un señuelo
Dentro del ámbito de la aviación también se utilizan señuelos en forma de bengalas para que le sigan a ellas los misiles, en lugar al avión de caza; y lo último de lo último se da en el marketing, aquellos que se conoce como 'efecto señuelo' y que consiste en que los consumidores procedan a hacer un cambio ante la preferencia entre dos opciones cuando aparece en escena una tercera alternativa que se califica como «asimétricamente dominante». Así venden lo que desean y los consumidores son 'engañados' en esa primera opción que tenían como preferente.
Por último y como efecto romántico en el recuerdo, estaría el señuelo o honeypot, en términos de seguridad informática, lo que llamaríamos un ciberseñuelo, lanzando el anzuelo a los hackers, sacrificando un sistema informático como un señuelo para distraerlo de los sistemas que ellos desean mantener y dimensionar.
¡Qué barbaridad¡, no hay más que 'engaños y mentiras' en nuestro alrededor: señuelos y señuelos para atraer, convencer, cambiar de opinión o sentir frustración. Por eso, cuando uno firma un contrato de luz, de gas, de agua, de venta, de compra, de un seguro, de un contrato de vivienda, de un voto en elecciones, de un no sé qué…, se presenta el señuelo y al final, te engañan como a un chinito, ¿verdad?. Es la vida.