La política del modernismo, siempre que este término de "modernismo" se atribuya a los tiempos del siglo XX, ha generado constantes paradojas entre circunstancias y devenires contradictorios. Cierto es, que es necesario renovar de vez en cuando este término de populismo, si es que consideramos que su significado está acorde a lo que la historia pasado le definió: "tendencia política a defender los intereses o aspiraciones del pueblo". Pero claro, ¿a qué pueblo se refiere?
Sin duda, este término de "pueblo" ha cambiado, desgraciadamente para mal y no tanto para bien. Tiene doble acepción léxica y de significado. Por un lado, vivir en el pueblo, como comunidad rural es algo disparatado, en tiempos modernos, por lo que supone la ausencia de servicios y el incontrolado deseo interior de consumismo y pérdida de humanización; y por el otro, sentir ese pueblo como colectivo –en término filosófico y político- al que debemos de servir porque es la seña de identidad de una sociedad ambientada en el respeto, la convivencia, la equidad y la defensa de valores.
Por eso, cuando se habla de Berlusconi, recientemente fallecido, como ese líder y defensor del populismo moderno en Italia, me hace sentir dudas ante la definición y el sentido de esa palabra que tan de moda se ha puesto, en Europa y tal vez, en el mundo: 'populismo político'. Luego, la palabra Mecenas, con todo aquel significado renacentista, en el fuerte apoyo al arte, a la música, a la cultura, provocando sinergias y ayudas para que la sociedad mejorarse en su contenido de aprendizaje, de pensamiento y de liberalización artística, y que ahora ha perdido su valor.
Porque, Berlusconi, ha sido un referente político en la modernidad italiana y europea –dicen-, pero ¿qué referente?, hacia la progresión o hacia el retraso, y me refiero a su condición de propuestas dentro del mundo de los valores universales tan necesitados ahora. Ahora bien, un mecenas particular si nos atenemos a que hace años mandó construir su propio mausoleo en su finca particular, con mármol de carrara y contratando el talento artístico de uno de los mejores escultores del momento, haciendo ver que la eternidad sigue siendo base de su profundo convencimiento espiritual, pero que no supo poner como ejemplo en muchas –pero muchas- de sus disposiciones socio-políticas que le definieron.
Pues sigo con la duda: no sé bien qué quiere decir, actualmente, populismo en los términos políticos actuales, ya que contradicen mis estudios de filosofía política; ni tampoco puedo entender el término de mecenas en este contexto, ahora que el arte está sobrellevando el peso de técnicas de inteligencia artificial y pierde su carga de humanismo –ese mismo que ayuda al ser humano a entender la conciencia, el razonamiento y la voluntad-.