Una labor que da mucha felicidad

Teresa Roldán
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Paco Jiménez cumple ahora un año de voluntariado en el comedor social, tarea a la que dedica parte de su tiempo libre como jubilado

Un grupo de voluntarios prepara las cajas de frutas para el reparto a los usuarios. - Foto: Rubén Serrallé

A punto de cumplir un año de voluntariado en la Institución Sagrado Corazón de Jesús, Paco Jiménez, albacetense empleado de banca jubilado, asegura que «esta tarea es en mi caso muy positiva», porque «cuando salgo de hacer un servicio en el Cotolengo posiblemente sea uno de los momentos más felices de la semana, por el acto que he hecho de servir un plato de comida a los más desfavorecidos, además es un gesto que también me sirve de repaso semanal para dar gracias a la vida por todo lo que me ha dado personalmente y a mi familia».

Jiménez acude los jueves a dar los desayunos al comedor social de la Institución del Sagrado Corazón y el lunes a repartir la comida del mediodía. Pero no sólo queda aquí su voluntariado, sino que este albacetense dedica otra parte de su tiempo libre que ahora tiene en colaborar también con otra institución, Cáritas Diocesana, y otro de los recursos que ésta entidad tiene para los más desfavorecidos, como es el economato.

En opinión de este generoso ciudadano «cuando ves algunas situaciones como las que nos encontramos en el comedor social te das cuenta que eres un afortunado, y que es más lo que me aportan estas personas a mí que lo que yo les doy de servicio».

afluencia. Afirma Paco Jiménez que la demanda y asistencia de personas a este recurso es variable durante el año, «dependiendo de la estación del año hay una mayor afluencia que en otras como el verano, que llegamos a dar a diario 320 incluso 350 comidas diarias y hasta 150 desayunos; ahora en cambio ahora es temporada baja, porque muchos temporeros se van a Andalucía a la recogida de aceituna».

Si bien puede haber momentos puntuales en que falten voluntarios, por lo general «está equilibrado, y si se ve que para ese día se necesitan más manos a través del grupo de Whatsapp rápidamente lo organizamos y se cubren las necesidades».

Jiménez llegó a este voluntariado por casualidad, a través de un amigo del mundo taurino, y está encantado. Su ejemplo ha surtido efecto y otros amigos se han animado a dar este paso en un recurso que dice «es el último escalón de la exclusión social».