La zona donde se produjo el naufragio del Argos Georgia es una de las zonas más inhóspitas del mundo, el caladero del Atlántico Sudoeste, un área situada a 200 millas náuticas de la costa de Argentina y a 170 de las Islas Malvinas.
En esta parte del océano, donde ahora mismo es invierno, soplan de continuo vientos extremadamente fuertes y las olas pueden rebasar los ocho e incluso los 10 metros de altura, aunque el principal peligro es la hipotermia.
Por estas latitudes, el agua del mar está a tan sólo unos pocos grados por encima del punto de congelación. Si una persona cae al mar sin tener puesto su traje de supervivencia, muere de frío en cuestión de pocos minutos.
Las condiciones de trabajo son igualmente difíciles. Las mareas duran hasta cuatro meses, casi nunca se pisa tierra firme y sólo se hacen dos cosas, dormir y trabajar a turnos, todo ello en un espacio muy reducido.
El trabajo nunca se interrumpe mientras dura la marea. Sólo se para en caso de avería, accidente o si el temporal se vuelve tan recio que no queda más remedio que refugiarse en los camarotes y esperar a que amaine.
Las tripulaciones suelen proceder de varios países. En el caso del Argos Georgia, había a bordo españoles, peruanos, rusos e indonesios. Los buques están preparados para este entorno hostil, pero no siempre es suficiente.
El buque. Un buen ejemplo de ello era el propio Argos Georgia. Botado en 2018 en el astillero Tersan de Turquía, ere un palangrero de 54 metros de eslora y 13 manga, dotado con lo último en navegación, comunicaciones y seguridad.
Como muchos barcos similares, su armador es una empresa internacional, con sedes en Noruega, Gibraltar y las Malvinas. Estaba matriculado en la isla de Santa Elena, otro territorio británico de ultramar.
En cuanto al motivo por el que cientos de barcos de varias nacionalidades se dan cita cada año en esta parte del mundo, es muy sencillo de explicar: se trata de uno de los caladeros de pesca más productivos y rentables del planeta.
Aquí se pesca una buena parte de las merluzas y los calamares que compramos todos los días en el supermercado. La mayor parte de las capturas se descargan en Vigo y, desde allí, se distribuyen por toda España o se exportan.
La flota española de altura no sólo opera en este caladero. Hay cerca de 300 buques de bandera española, más otros 400 de capital español y bandera de terceros países repartidos por Terranova, Labrador, Groenlandia, Gran Sol o Malvinas.
Observadores científicos. En la tripulación del Argos Georgia, Amparo Burguillos era uno de los dos observadores científicos que había a bordo. Estos profesionales son titulados en biología marina o ciencias ambientales, cuya función es controlar y anotar lo que se pesca.
Entre los datos que registran, están la posición del buque, las s actividades de pesca, las capturas efectuadas, el registro de especies y datos ambientales de la zona de pesca, además de tomar muestras biológicas.
También velan por el cumplimiento de la normativa nacional e internacional de aplicación en cada zona pesquera y eleboran informes técnicos y científicos que remiten a las autoridades competentes en pesca.