El sueño de la movilidad eléctrica tiene sus pesadillas

E.F.
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Las colas de vehículos durante Semana Santa sacan a la luz las dificultades de la transición energética en el transporte

Las retenciones en la A-31 fueron noticia nacional durante la Semana Santa. - Foto: R.S.

Durante la reciente operación salida de Semana Santa, la provincia de Albacete fue noticia nacional por las colas y retenciones de tráfico que se vieron y padecieron en un tramo concreto de la A-31 a la altura del término municipal de La Gineta.

El tramo en cuestión coincide con una de las primeras estaciones de recarga rápida que se pusieron en marcha en todo el territorio provincial, la que puso en marcha la firma estadounidense Tesla en el año 2016, en el área de servicio conocida como los Abades.

Las quejas iniciales en las redes sobre los problemas de este 'supercargador' y el situado en Atalaya del Cañavate (Cuenca) dieron paso a un debate más profundo sobre la evolución del parque de vehículos eléctricos y sus servicios asociados en la provincia y en el país.

En la última década, el desarrollo de la llamada 'electromovilidad' en Albacete ha sido espectacular. Si en 2014 el parque de vehículos eléctricos e híbridos era prácticamente nulo, en 2023 ya contaba con casi 400 unidades, de acuerdo a los datos de matriculación de la DGT.

En paralelo, el número de puntos de recarga existentes en la provincia también se ha desarrollado a gran velocidad. La cifra provisional, pues no refleja las que están en proyecto o construcción, ronda el centenar de 'electrolineras' operativas en la provincia albacetense.

Una 'ratio' engañosa. Esto implica que Albacete tiene una de las mejores 'ratios' de puntos de recarga de España, con uno de cada cuatro vehículos. En la Comunidad de Madrid, donde está el mayor parque de vehículos eléctricos del país, sólo hay uno cada 26.

Pero las medias son engañosas. Para empezar, si se sitúan los puntos de recarga en un mapa, se ve cómo hay un enorme desequilibrio. De los 105 puntos de recarga operativos, casi el 80% de ellos, 82 para ser más precisos, están en municipios atravesados por autovías: la capital de la provincia, Villarrobledo, Hellín, La Roda, Chinchilla de Montearagón, Almansa, La Gineta, Caudete y Pozo Cañada.

Todavía más, un sólo Ayuntamiento, el de Albacete, concentra casi la mitad de las 'electrolineras', unas 48. Ninguna de las demás localidades de la provincia, llega a la decena y muchas sólo tienen una, dos a lo sumo.

Esto provoca que en la provincia haya zonas blancas, áreas en las que es muy difícil moverse en un vehículo 100% eléctrico. Por ejemplo, en la Sierra del Segura sólo hay dos localidades con puntos de acceso público, que son Elche de la Sierra y Ayna.

Se trata de un problema importante para comarcas que apuestan por el turismo como motor del desarrollo económico y freno a la despoblación. A medida que crezca la movilidad eléctrica, más necesidad habrá de nuevos puntos de recarga para los nuevos viajeros.

Todo lo antedicho se complica si se tiene en cuenta que no todas las localizaciones son puntos de recarga ultrarrápida, los que en teoría recargan un vehículo al 80% en poco más de cinco minutos. Los hay de carga súper rápida (20 minutos), rápida (45) y semi-rápida (de 1,5 horas a tres).

Tampoco todos se encuentran operativos al 100% 24 horas al día, los 365 días del año. Como sucede con cualquier tecnología, sea del tipo que sea, las estaciones de recarga de vehículos eléctricos tienen sus incidencias y averías. 

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