Hace 110 años empezó a comercializarse en San Sebastián un jabón sólido de toda la vida bajo el nombre de Lagarto, un producto que perdura en la actualidad y que se ha convertido en el más icónico de esta marca, cuya extraña denominación salvó literalmente hace unos años a la compañía Euroquímica, encargada de fabricar desde los años 90 todos los productos líquidos de esta enseña desde Illescas, en Toledo.
La fábrica castellanomanchega nació en 1974 como Euroquímica y distintas razones llevaron a su dueño, Francisco Moreno, a la adquisición en 1992 del centro de producción de jabón Lagarto que había en Zaragoza y, con ella, la de la propia marca, que desde entonces entró a ser parte de la compañía toledana.
«Gracias a la marca Lagarto salvamos a nuestra compañía», evoca el director general de Euroquímica, Sergio Talavera, quien admite que tras una serie de incidencias provocadas por el fallecimiento repentino del Moreno y de una gestión «no muy adecuada» la compañía afrontó una fuerte reestructuración, en donde la palabra Lagarto tuvo mucho que decir.
Ahora, reconoce, el futuro es prometedor, con un plan de expansión a cinco años que supera los 30 millones de euros de facturación y la ampliación de la gama actual de productos, compuesta por más de 60 referencias distintas.
Pero todo surgió en 1914, con un reptil como enseña y nombre de la marca -cuyo origen está en los primeros trabajadores de la fábrica de San Sebastián que no creían en las posibilidades de la maquinaria original para realizar el producto y clamaban ¡Lagarto!, ¡lagarto! con desconfianza, hasta que vieron el resultado final-. Desde entonces, la marca ha sufrido «muchísimas modificaciones» a nivel de diseño, llegando incluso a desaparecer el reptil del logotipo, que volvió a recuperar su presencia en 2020.
Por el contrario, como explica Sergio Talavera, el rojo de las letras -que se eligió para sugerir «felicidad»-, se ha mantenido invariable desde hace más de 110 años, aunque hay una gama de productos concreta, «más natural y sensible con las necesidades del consumidor», en la que esas letras se dibujan en color verde.
«Al final, pretendemos transmitir una marca con muchos valores tradicionales, pero con productos de alta calidad, competitividad y buen precio, que es, por lo menos, lo que nos reconocen nuestros consumidores», subraya Talavera. «Nosotros nos sentimos muy orgullosos del jabón Lagarto», concluye, convencido de que, sin duda, «la marca es el leitmotiv» actual y futuro de la compañía.
En estos momentos, Lagarto es una «compañía modesta, familiar, pequeña» que «lucha contra grandes multinacionales» y marcas «muy potentes», en un mercado «muy complejo, muy competitivo, donde hay muchísimos operadores» y en el que tiene que «pelear» para hacerse un hueco, con el esfuerzo, remarca, de todos sus trabajadores.
Una pastilla universal
Nadie duda que Lagarto es una marca prácticamente conocida por casi todos los consumidores, y que sus nuevas versiones de detergente en polvo, jabón líquido y en pasta son igual de famosas que la conocida pastilla con las letras rojas en mayúsculas.
Desde la sección de fórmulas, donde se diluyen amoníacos y lejías, y la planta de transformación en continuo, los productos se llenan directamente, tal y como explica el responsable de fábrica, Iván Albarrán.
La materia llega a la sección de fórmulas, se transforma, y cuando se obtiene el visto bueno químico, el producto llega directamente a las líneas de envasado, donde se pueden completar hasta 250.000 productos.
Hace tiempo que Lagarto dio el salto al mercado internacional superando así la demanda doméstica. En la actualidad la entrañable marca tiene presencia en más de 15 países, siendo la zona de África, con Marruecos a la cabeza, donde se sitúa el mayor porcentaje de exportación, así como Latinoamérica, Asia y Europa, como expresa el director comercial, Juan Pablo Sampol, quien, como curiosidad, menciona el caso de China, un país al que no imaginaban que Lagarto pudiera llegar y donde son «una marca muy querida».
La exportación supone en torno al 20 por ciento de la facturación anual total, cifra que confían en mantener. «De nada nos vale el crecer un 80 por ciento en exportación si aquí en España la marca Lagarto se apaga», añade, convencido de que hay que «potenciar nuestra marca desde dentro hacia afuera».
Todo ello sin descuidar un aspecto fundamental como es el cuidado de la naturaleza. Así, una de las propiedades del jabón en barra Lagarto de toda la vida, destacan sus directivos, es que es un producto biodegradable y, por su gran cantidad de usos, resulta ideal para las personas preocupadas por el medio ambiente.