Investigadores de la KU Leuven, una de las universidades más innovadoras de Europa, afincada en Bélgica, han identificado una proteína que desempeña un papel fundamental en el daño articular que sufren los pacientes con artrosis. El estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature Communications, abre nuevas perspectivas para tratamientos futuros más eficaces para combatir o frenar esta enfermedad debilitante.
La artrosis afecta a más de 500 millones de personas en todo el mundo. Es una de las principales causas de dolor crónico y pérdida de movilidad. La enfermedad se caracteriza por la degradación del cartílago de las articulaciones.
Investigadores del Skeletal Biology and Engineering Research Center (KU Leuven), entre los que se encuentran dos científicas de la provincia de Albacete, estudiaron las proteínas que contribuyen a esta degradación articular.
De esta forma, el grupo autor del trabajo que realizó el hallazgo descubrieron que los niveles crecientes de proteína IGF1 en las células del cartílago aceleran el deterioro de las articulaciones.
complejidad. «Este hallazgo fue inesperado, porque el IGF1 generalmente se asocia con procesos de curación», explicó la joven albacetense Ana Escribano, estudiante de doctorado y primera autora del estudio, que curso la carrera de Farmacia en el Campus de Albacete.
Por su parte, el profesor de Reumatología Rik Lories añadió a este respecto que «este descubrimiento revela la complejidad de los mecanismos que provocan la artrosis y sugiere una vía para desarrollar tratamientos que no sólo alivien los síntomas, sino que aborden la causa subyacente de la enfermedad».
En pruebas realizadas con ratones, los investigadores lograron reducir significativamente el daño del cartílago al suprimir la proteína IGF1. Este descubrimiento ofrece una vía prometedora para nuevas terapias frente a esta enfermedad reumatológica. «Por tanto, un tratamiento que actúe sobre la vía del IGF1 podría ralentizar o incluso detener la progresión de la artrosis», afirma la profesora Silvia Monteagudo, científica también procedente de la provincia de Albacete. «Esto podría tener un gran impacto en la forma en que abordamos esta enfermedad» apuntó.
Actualmente, el equipo de KU Leuven está desarrollando inhibidores de IGF1 para llevar estos hallazgos a estudios preclínicos. Aunque se necesitan más pruebas, los resultados sugieren que bloquear la proteína podría ayudar a los pacientes a mantener la salud de las articulaciones y posiblemente evitar la cirugía de reemplazo articular, disminuyendo de esta forma el dolor que provoca la patología.