Ya ha transcurrido un mes de las riadas que abnegaron y destruyeron gran parte del casco antiguo de Letur y poco a poco el municipio de la Sierra del Segura recupera la normalidad, aunque todavía las huellas de la catástrofe son demasiado visibles. Los daños materiales son cuantiosos y se tardará mucho tiempo en volver a restablecer todas las calles a su estado anterior. Son muchas las familias que no han podido volver aún a sus viviendas y los servicios esenciales, como el abastecimiento de agua o el suministro eléctrico todavía no se restablecieron al cien por ciento.
Las heridas más profundas existen en el seno de las seis familias que perdieron a uno o varios de sus miembros arrastrados por el agua aquella tarde del 29 de octubre de 2024. Al menos, sus cuerpos fueron encontrados por los servicios de emergencia y ya descansan en el cementerio de la localidad. Las familias pasarán el duelo, pero difícilmente podrán llenar el vacío que dejaron en su entorno más cercano.
A pesar de la desgracia, la vida continúa y ahora, una vez cerrado el capítulo de la búsqueda y hallazgo de las víctimas, es el momento del estudio y de la reconstrucción de la zona dañada. Lo más visible y grave está en el casco histórico de Letur, pero también caminos o cultivos fueron afectados.
Las instituciones, desde la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha hasta el Ayuntamiento letureño o el Gobierno central, cerraron filas y aseguraron que las ayudas permitirán volver a restablecer la vida en este municipio de la España vaciada. Esta filosofía está muy bien, pero hay que llevarla a la práctica hasta las últimas consecuencias en los próximos meses.
Una pieza clave para que futuras riadas no vuelvan a destrozar Letur es la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), organismo de quien depende la gestión del Arroyo Letur. Tardaron casi un mes en anunciar una partida de casi dos millones de euros para acometer obras de urgencia en el cauce, que deberán realizarse aguas arriba del casco histórico, pero tendrán que mantener de alguna manera el caudal actual, ya que es el principal atractivo del municipio serrano para los turistas. La burocracia de la CHS es un gran obstáculo para agilizar el desarrollo de las actuaciones y las instituciones deben velar por que los técnicos de la CHS sean diligentes y no pase excesivo tiempo hasta que el problema no esté resuelto, ya que son las obras imprescindibles sobre las que descansarán el resto de actuaciones que deben acometer otras administraciones públicas.
Prácticamente, el foco mediático ya está retirándose y ahora es fundamental que las administraciones públicas realicen su trabajo, que no es otro que mejorar la vida de los ciudadanos a los que sirven.