En puertas de culminar el proceso de búsqueda de apoyos parlamentarios para conseguir la investidura presidencial, Pedro Sánchez rehúye contestar a cualquier pregunta encaminada a saber sí está negociando conceder una amnistía a los separatistas catalanes de Junts y al resto de enjuiciados por el intento de golpe de Estado del "procés". Y se pierde en circunloquios hablando de mejorar la convivencia en Cataluña.
Es el mismo material de argumentario político que ya utilizó en la pasada legislatura para tratar de justificar la concesión de los indultos, el cepillado del Código Penal para suprimir el delito de sedición y la rebaja de las penas por malversación. Sí entonces asistimos al retorcimiento de las leyes, todo indica que se va a repetir la operación buscando una fórmula para poner en marcha un proceso de amnistía -que beneficiaría a más de un millar de personas- a sabiendas de que carece de encaje en el marco de la Constitución.
Pero Sánchez confía en que, dada la actual composición del Tribunal Constitucional que preside Cándido Conde Pumpido, los presumibles recursos del PP o de Vox acabaran siendo rechazados.
Cuando Pedro Sánchez habla de conformar un "gobierno progresista" es porque sabe que están muy avanzadas las negociaciones con Junts. Si contesta sin rodeos a la pregunta sobre la exigencia de los separatistas sediciosos apara celebrar un referéndum de autodeterminación es porque sabe que aunque lo reclaman no lo han convertido en condición sin la cual no apoyarían la investidura. Sabe que a Carles Puigdemont le basta con la amnistía porque vendría a rescatarle de su condición de prófugo de la Justicia y paria de la política. Lo demás es postureo.
Pese al teatrillo de última hora montado por Andoni Ortuzar, Sánchez cuenta también con el apoyo del PNV. Hablando de teatro, ¡qué decir del que protagoniza la vicepresidenta en funciones Yolanda Díaz¡ Ni ella misma se creé que el apoyo de Sumar está todavía en el telar. Sánchez cuenta con los votos de los diputados de Sumar, alianza de partidos que pese al desplome de Podemos, retiene una treintena de diputados que no se han visto en otra como esta para asegurar que algunos de sus dirigentes puedan seguir pisando moqueta. Los hechos son tenaces: tenemos por delante otra legislatura con Sánchez en La Moncloa. Ya digo, lo tiene bien atado.