A bocajarro, sin anestesia ni analgésicos, Víctor Elías (Madrid, 1991), el que fuera un niño prodigio y actor en Los Serrano (Guille) en los años 2000, se abre en canal en #YoSostenido para confesar su pasado: un ayer lleno de maltratos en casa y de adicciones, pero también de éxito y de puerta abiertas, como la que le ha llevado a mudar de piel.
Ha bajado a los infiernos y ha resurgido con más fuerza que nunca tras años de adicciones a distintas sustancias, y ha decidido contarlo en #YoSostenido, ¿por qué?
El libro es una especie de terapia. Tenía que normalizar la enfermedad y contar que tenía un problema de salud mental.
¿Hasta qué punto ha ayudado la pandemia a exteriorizar con naturalidad este tipo de situaciones?
Quizá en otras sociedades, como la estadounidense, está más normalizado el hecho de contar que tienes un problema de salud mental, además de ir a terapia. Parece que en España nos falta aún ese puntito. Por eso hay que normalizar los problemas y contarlos valientemente. Cuando tienes un resfriado, vas al médico, pues aquí lo mismo.
¿#YoSostenido puede usarse a modo de guía de autoayuda o es más una biografía para desahogarse interiormente?
No se trata de un libro de autoayuda, no pretendo moralizar desde aquí, no quiero ser mentor de nada ni de nadie. Este libro es solamente un testimonio. Pero claro, la oportunidad de hablar con alguien que ha pasado por lo mismo que tú te ayuda, y ahí está el modo terapia.
Si yo le digo que «todos los niños son poetas, pintores y actores, menos tú» -una frase que aparece en el libro en boca de Jean Cocteau en referencia a una niña artista y poeta en la Francia de los años 50-, ¿qué piensa?
Hay mucha reflexión en el tema de los juguetes rotos. Al final, el niño que es un juguete roto no es solo aquel que vimos en la tele y que ya no está; sino también el joven y exitoso futbolista que decide dejar el balompié a los 18 años y convertirse en abogado. Y también se puede ser un juguete roto de adulto, por mil circunstancias.
¿Pero usted siempre ha tenido éxito en la vida de una forma u otra?
El juguete roto es aquella persona que la sociedad ha decidido que así sea, porque no ha continuado con las expectativas que la gente tiene sobre ti. Un ejemplo claro es el de Pablito Calvo (Marcelino pan y vino). La gente no esperaba que no continuase haciendo películas con esa voz tan extraordinaria que tenía. ¡Cuán dañino es eso!
Hay que estar en alerta porque puede despertarse otra vez tu parte más oscura"
¿Estaba preparado Guille para asumir esa fama en Los Serrano como niño artista?
El problema no está ni en las leyes, ni en las productoras, ni en los guionistas, sino que el problema está en que realmente sea ese niño el que decida si quiere seguir jugando o hasta dónde quiere seguir jugando a actor, a deportista de élite o a lo que sea. Lo importante es que ese niño tenga la oportunidad de que cuando vaya creciendo y quiera dejar de jugar, lo deje. Películas con niños y series con niños tiene que haber. El tema es que ese pequeño tenga la capacidad y la libertad de dejar de hacerlo sin que nadie le juzgue.
Pero, ¿siendo niño esa consciencia adulta es difícil?
Claro. A mí me ha costado entender frases de mis padres. El que mi padre no quisiera que yo fuera músico me ha costado muchos años hasta que lo he entendido, no era que yo no fuese músico, sino que no quería que pasase por lo mismo que él.
¿Qué cree que se ha perdido por ser un niño artista?
Seguro que me he perdido cosas, pero no cambiaría esa vida de actor por nada del mundo. Es decir, y lo cuento todo en el libro, me he sentido muy afortunado y he podido jugar desde los cinco años a lo que yo consideraba que era la mejor actividad extraescolar del mundo, que era actuar. No tengo la sensación de haberme perdido nada.
¿Se cree un privilegiado, entonces?
Totalmente. La suerte que tengo es que años después puedo escribir #YoSostenido, a pesar de las cosas negativas que cuento en el libro. Y también porque miro atrás y digo, que suerte tuve porque a parte de todo lo que estaba viviendo mal en casa y con mis padres, tenida una cara b de éxito que me ayudaba a seguir hacia adelante y a continuar siendo un niño medianamente feliz.
Dentro de cinco años me veo dedicándome a la música y siendo feliz"
Viene de una familia de artistas, ¿estaba predestinado a coger el testigo y a seguir en el mundo del espectáculo?
Yo siempre digo que esto o lo odias o lo amas y evidentemente lo he terminado amando. Yo creo que todos estamos en cierta forma predestinados a coger el testigo de lo que vemos en casa. Y en este caso, cuando son dos carreras tan vocacionales las de mis padres, al final, tienes que decidir: no tener nada que ver con esto o entrando de cabeza.
En el libro, la adicción lo impregna todo, desde el trabajo hasta las sustancias estupefacientes. ¿Cree que hay un gen que predispone a la persona a ser adicto?
Es una enfermedad mental que tiene una parte genética. Existe una cierta predisposición, a lo que se añade el entorno infantil y un contexto que te deriva a esa situación. Se trata de un cuadro ansioso que en el caso de los adictos lo resuelven con una sustancia. Hay adicciones de todo tipo, de sexo, de trabajo, de juego, de drogas, de alcohol, de deporte...
¿Hasta qué punto es bueno o malo ser adicto al trabajo como le ha pasado durante muchos años?
Es malo en el momento en que no te permite seguir contigo mismo, es decir, en el momento en que lo usas como una tapadera. Por ejemplo, cuando utilizar el trabajo para no estar en casa. Evidentemente, ser exitoso profesionalmente es lo mejor que te puede pasar. Pero claro, a veces supone más ansiedad parar de trabajar para irse de vacaciones que seguir trabajando. Todos estos cuadros son a veces muy comunes en nuestra sociedad. Tampoco hay que sobresaturarse de trabajo; por ejemplo, si soy albañil y estoy haciendo cuatro reformas de casas, no voy a coger la quinta, igual acabo reventado.
¿La gente quiere más?
Bueno, también estamos ahora en esta rueda, de querer más todo el rato. Es una rueda que en cierta forma está muy bien porque nos convertimos en seres productivos, pero también hay que estar preparado para parar y saber detenerse, sobre todo cuando nos jubilemos: hay que estar muy orientado para ello.
La droga me sacaba una parte que no conocía, la de no tener que agradar todo el rato"
Se introdujo en la espiral de la droga cuando tenía 20 años y de forma circunstancial, o al menos eso cuenta. ¿Cómo llega ese momento de involucrarse en ese círculo vicioso con una carrera profesional ya casi hecha?
Todo es paulatino y llega también en un cambio de profesión y como una especie de rebeldía que acaba convirtiéndose en un problema. Además, la droga me sacaba una parte que no conocía, que era la de la necesidad de estar solo, de no tener que agradar todo el rato, de que me dieran igual las expectativas de la gente. A la vez, esto fue lo que me hizo querer parar, cuando me di cuenta que estaba faltando al respeto a la música, a mi pasión, a mi profesión.
Ha comentado varias veces lo de querer agradar, ¿era tan importante para usted? ¿Fue tan necesario decir siempre sí?
En mi caso, siempre ha sido un problema. La necesidad de querer caerle bien a todo el mundo. Al final, hace mucho daño; lo primero porque no puedes caerle bien a todo el mundo y luego porque te enfrentas a muchos noes desde que somos pequeños. Desde el puedo jugar contigo a la pelota, y la respuesta es no; a quieres ser mi novia, no; a quiero entrar a estudiar el bachillerato de sociales, pero no me da la nota; y para eso hay que estar muy preparado, es decir, para recibir todos los noes que nos dan de pequeños y de jóvenes. Por eso, buscar todo el rato un recoveco para caer bien a todo el mundo, agradar y que todo el mundo te diga que sí cansa mucho y hace que no tengas momentos reales contigo mismo. Siempre es la misma respuesta: ¿quieres tocar? sí; ¿quieres salir a tomarte algo? sí; hasta ¿quieres ir a pintar un muro de mi casa? sí.
¿Ha aprendido a decir no?
Esto es una alarma que llevo dentro, y he aprendido a pensármelo dos veces.
Puede decirse que ahora está limpio y que está desenganchado.
Bueno, uno acaba estando en recuperación, y esto significa que consigues estar contigo mismo y consigues decir no a ciertas cosas. Pero hay que estar en alerta porque nos siguen pasando cosas que puede provocar que se despierte otra vez la parte más oscura.
¿Cómo logra frenar en seco la adicción?
No hay técnicas como tal y a cada persona le ayuda una cosa. Lo más importante es asumir el problema, como prácticamente en todo y de ahí viene la normalización. Tú normalizas que tienes un problema y eres capaz de enfrentarte a él.
Ya no digo 'sí' siempre, he aprendido a pensármelo dos veces"
Cuando asume que ha logrado todas las metas con solo 30 años, ¿qué es lo que le queda de cara al futuro?
Ahora por suerte las metas son continuar como estoy. He conseguido un estado de cotidianidad, y de tranquilidad, que es donde me he dado cuenta que reside mi felicidad; ahora pienso que el año que estoy viviendo es el mejor que he vivido, sin aspirar a que el próximo vaya a ser mucho más que este. Mi única meta es continuar disfrutando de las cosas sencillas.
¿Está en paz ahora consigo mismo, recién casado y con proyectos ya asentados en el horizonte?
Siempre hay resquicios, por eso necesario continuar la terapia, pero ahora mi estado de paz es bastante bueno. Por eso he podido sacar el libro, porque si tuviera una parte de rencor hubiese sido imposible hacerlo.
¿Ha eliminado entonces el rencor y ha hecho las paces con sus padres?
Rencor hacia ellos ya no queda nada. Lo hicieron lo mejor que supieron y me quisieron con locura.
Tras la negativa experiencia en casa cuando era niño, ¿ha pensado alguna vez como educaría a un hijo?
Dejaría que fuese libre y le inculcaría la posibilidad de cambiar si quisiese, como me sucedió a mí, que un día me plantee que esto de actor no me iba y giré 180 grados. Le educaría en el poder de girar todas las veces que quisiera, sin preocuparse de lo que pensaran los demás.
¿Qué espera del futuro? ¿Cómo se ve dentro de 10 o de cinco años?
Yo creo que como hoy. Dedicándome a la música e intentando ser feliz todos los días de mi vida.