En apenas 15 días, el Albacete Balompié ha pasado de mirar con preocupación a la zona de descenso a otear de reojo los puestos de play off. La victoria en La Romareda ante un Real Zaragoza que cotiza a la baja supone la segunda consecutiva de los pupilos de Alberto González y un salto anímico y en la clasificación. Un penalti forzado y transformado por Quiles en el segundo acto valió para lograr el segundo triunfo seguido, algo que no lograba el equipo albacetense, que dejó la puerta a cero después de seis encuentros, desde que encadenó la consecución de los seis primeros puntos en las dos jornadas iniciales del campeonato liguero.

Salió atrevido y con decisión el cuadro albacetense al césped de La Romareda, en una estampa, con niebla baja y mucho frío, más propia de Londres, aunque no infrecuente a orillas del Ebro.

En poco más de un cuarto de hora el conjunto de Alberto González ya había disparado dos veces a la madera y había metido el miedo en el cuerpo de una afición local gélida ante el panorama. El primero en hacer notar que la escuadra manchega había salido a por todas fue Quiles, que cabeceó desviada una falta servida por Agus Medina. Un remate de Juanma desde la frontal del área con muy mala idea no pasó lejos de la portería local. El Alba presionaba alto y buscaba con verticalidad la portería del cuadro zaragozano, incómodo ante las dificultades para poder gestionar la posesión de la pelota.

El buen arranque de encuentro pudo verse plasmado en el marcador si Higinio hubiera estado más certero de cara a puerta. Los palos fueron el destino de sus remates. Primero, en un testarazo en el segundo palo, a centro de Agus Medina, que se estrelló en el poste derecho de la portería de Poussin. Cuatro minutos después fue el travesaño el que se alió con el meta local tras desbaratar una ocasión de Juanma. Higinio lanzó el cuero repelido por el cancerbero local contra el larguero.

Antes de las ocasiones a los palos, el conjunto de Víctor Fernández había mostrado su tarjeta de presentación, firmada por Bazdar.

La madera, esquiva en los intentos ofensivos, sí ayudó al Albacete, mediado el primer tiempo, a mantener el 0-0. Aketxe armó un disparo al que Lizoain respondió con una parada que, tras el despeje, tocó en el travesaño. La pelota despedida por el larguero la atrapó con una buena reacción el portero grancanario sobre la línea de gol.

Fue la acción más peligrosa en la primera media hora del conjunto zaragozano, que también había amenazado con un par de disparos lejanos de un buen golpeador desde la media distancia como Dani Tasende, luego desafortunado protagonista en la acción que decidió el partido.

En el último cuarto de hora del primer acto el elenco de Víctor Fernández, que se vio obligado a relevar al lesionado Bazdar y dar paso a Liso, con cambio de dibujo incluido, intensificó su dominio, generando centros laterales y envíos al área que la zaga del conjunto albacetense repelió con seguridad.

La segunda mitad comenzó por los mismos derroteros, con un Real Zaragoza más incisivo, impulsado por la acumulación de efectivos pisando área en la segunda oleada. A los pupilos de Alberto González les quemaba la pelota en los pies ante la mayor agresividad del rival en la presión. Aketxe y Dani Tasende volvieron a probar fortuna, sin el fruto deseado.

La lesión muscular de Higinio obligó a Alberto González a variar piezas y con la entrada de Morcillo al carril izquierdo, Juanma se orientó más a la derecha y Quiles actuó como referente en punta.

En el ecuador del segundo período volvió a encontrarse con la madera el Albacete. Una mala salida de puños de Poussin dejó el cuero suelto en el área y Quiles mandó la pelota al travesaño.

El propio jugador onubense resultó determinante en el devenir del encuentro. Forzó minutos después un penalti, el octavo del curso a favor de la escuadra manchega. Dani Tasende abrió el brazo para buscar un despeje e impactó con la cara de Quiles. El colegiado no lo dudó y señaló el punto fatídico. El propio delantero del Albacete se encargó de lanzar la pena máxima con su pierna zurda, ajustando el remate al palo izquierdo de Poussin, que no pudo llegar al esférico, pese a su buena estirada, para evitar el 0-1.

Alberto González buscó jugadores de refresco con la presencia de Villar y Lazo, que tuvo en sus botas, a pase de Javi Rueda, la opción para sentenciar el encuentro. El conjunto de Víctor Fernández se fue con todo arriba y colgó muchos balones al área antes y después de pasar a jugar con dos referencias en ataque tras la entrada de Alberto Marí.

Después de que Iván Azón perdonara el 1-1, Álvaro Rodríguez y Rai Marchán fueron las últimas permutas de cara a una recta final del partido que se cerró en su tiempo reglamentario con un trallazo de Aketxe que no salió muy lejos de la escuadra. En los seis minutos de tiempo añadido, Malcom lo intentó con un lanzamiento elevado en lo que supuso la última amenaza para el elenco de Alberto González, que pudo volver a celebrar una victoria a domicilio, algo que no sucedía desde el pasado 21 de septiembre, cuando logró su triunfo más holgado de la actual temporada al imponerse por 1-4 al Racing en su visita a Ferrol.