Los continuos robos en el medio rural no salen nunca en la prensa nacional ni se hacen virales en las redes. Eso queda para un influencer, o sea un niñato presuntamente influyente, o para una, chantajista confesa, que recuenta por enésima vez, y desde el año 1996, que tuvo un lío con el rey Juan Carlos para seguir viviendo y trincando millones por ello. Lo de que una noche asalten un pueblo entero, en uno se libraron tan solo tres casas del saqueo, que de continuo roben en naves agrícolas, pequeñas industria agropecuarias, casas, apriscos, explotaciones y viviendas no es algo de lo que merezca la pena hablar. Y concluida la milonga lagrimera de la España Vaciada, las recuas de políticos enchufados en cargos peregrinos de no hacer nada y cobrar un pastón, ya no se van de gira con tele por las aldeas ni celebran seminarios los fines de semana en los Paradores Nacionales con 'expertos' invitados a los cuales jamás, hasta ahí podíamos llegar, ha ido un labrador o un ganadero de verdad.
Los robos son una verdadera plaga. Una pesadilla que se hace realidad y se mantiene amenazante sobre las cabezas, las haciendas y el cotidiano vivir de las gentes que pueblan, resisten y emprenden en eso que los urbanitas plañideras dieron en insultar con aquel apelativo que siempre he considerado ofensivo para todos cuanto de veras aguantan e intentan prosperar allí. Se producen, además, con cada vez más creciente intensidad y suponen en muchas ocasiones un verdadero desastre económico amen de crear una inmensa sensación de inseguridad. Y algo quizás hasta peor, la sensación refrendada por los hechos de una casi total impunidad para los autores de los mismos.
La Guardia Civil, cuyo despliegue territorial está siendo cada vez mermado por el Gobierno y su ministro Marlaska, cuyo objetivo es cerrar cuantos mas puestos rurales, mejor, hace lo que puede, con los medios y agentes disponibles, cada vez más escasos y además mas entorpecidos por leyes que más bien parecen de blindaje a los delincuentes en vez de protección a los ciudadanos y hasta a los propios uniformados. Por si fuera poco cuando consiguen, y lo consiguen muchas veces, a base de tesón y esfuerzo, echarles el guante a los ladrones, estos al cabo de nada y menos están ya de nuevo en la calle y de regreso a su 'negocio' de esquilmar el fruto del trabajo de los demás. Algo que refuerza la sensación de impunidad de la que parecen gozar y de la que, en ocasiones los propios detenidos y puestos casi de inmediato en libertad, no se privan de alardear.
Todo esto que les cuento lo pueden refrendar en cuanto se quieran dar una vuelta por la pléyade cada vez mayor de pueblos con escasa población pero también por algunos que la tienen mayor. Las viviendas o instalaciones situados a las afueras son los objetivos predilectos, pero no se libran tampoco los asaltos nocturnos y con el máximo descaro en el centro de las poblaciones.
Se llevan todo cuanto les puede valer para ser rápidamente vendido, productos de todo tipo, hace muy poco varios palés con un cargamento del mejor aceite ya embotellado y listo para salir al mercado, ganado, maquinaria, incluso tractores, mobiliario, y todo lo que pueden arramblar y 'colocar' en el mercado. La ultima moda es profanar los cementerios, pasa ya del centenar por toda España, y dejarlos sin cruces y figuras de metal de cierto valor, en particular bronces.
Pero escribir sobre esto resulta que no está nada bien visto. Te pueden acusar, eso como poco, de haberte vuelto un facha y pretender crear alarma y miedo. Como si las gentes que lo sufren no lo tuvieran ya. Vamos, que cada vez más esta prohibido relatar la realidad y la cruda verdad. Eso ya empieza puede empezar a ser considerado un delito en un pis-pas. Y ese sí que te lo van a hacer pagar caro. Y si encima se te ocurre decir la nacionalidad y procedencia de los delincuentes, si no son de origen español, claro, que entonces sí debe ponerse en el titular, entonces ya estás en pecado mortal, pues eso está muy mal porque dicen que es 'sembrar odio'. Asaltarte la casa, robarte lo que te ha costado tu sudor conseguir y restregarte su inmunidad, eso siembra amor y bondad.