Tal ver mereció más un Bueno Arenas Albacete Basket que cayó víctima de un último cuarto para olvidar después de haber mandado en el marcador durante la media hora anterior. Sin embargo, los errores y los excesos de confianza se pagan como le demostró el Teknei Bizkaia Zornotza, muy necesitado de victorias para escapar de la parte más peligrosa de la tabla. Una clasificación que vuelve a apretar a la escuadra albacetense tras ser incapaz de secar el manantial anotador de Cardazi, decisivo en la segunda mitad.
Quiso imprimir velocidad en el comienzo del encuentro el elenco de David Varela, con Fall intimidando en los lanzamientos del rival antes de picar espuelas y salir a la contra. Una propuesta que llegó acompañada de ataques estáticos en los que el referente ofensivo fue también el incombustible pívot senegalés. Su total influencia en el juego obligó a Javi Panizo a hacer las primeras permutas en su batería de interiores para evitar que se disparara la ventaja inicial de un Albacete Basket que sufrió con el acierto exterior de su adversario (10-14, min. 5). El dinamismo de Mazaira fue un enigma indescifrable para el entramado defensivo planteado por el preparador madrileño. Sus diez tantos en el primer cuarto quedaron, sin embargo, eclipsados por la aparición estelar de Alo Marín. El veterano escolta gaditano centró la atención provocando faltas y penetrando a canasta para ampliar la brecha hasta un margen desconocido hasta ese momento (18-24, min. 11).
Con Pablo Sánchez al gobierno y Fall al poder llegaron los mejores minutos de un Albacete que, por fin, pudo maniatar a Mazaira y rozar la barrera de los diez puntos tras dos reversos consecutivos de Stevanic (26-35, min, 18). El panorama era esperanzador pese al esfuerzo titánico del Zornotza por mantenerse en la pelea a lomos de Cardazi, otro francotirador letal. Su irrupción en la pista supuso ya antes del descanso los primeros síntomas de lo que iba a ser un huracán imparable a la vuelta del intermedio.
Como en casi todas las catástrofes naturales, el escolta de Nueva Jersey avisó con varias acciones en el tercer cuarto que alertaron al banquillo de David Varela de que algo serio se avecinaba. En todo caso, el 40-51 anotado por Burgos en el poste bajo tras cazar un rebote ofensivo actuó como bálsamo para la escuadra manchega, cada vez más cómoda cerca de los aros. Fue entonces cuando Javi Panizo, con buen criterio, decidió hacer de la necesidad su mejor virtud. La falta de kilos y centímetros la compensó con un quinteto aguerrido y muy dinámico, que presionó en cada posesión y metió una marcha más en ataque. El conjunto albacetense protegió su botín con precisión quirúrgica gracias al buen hacer de Pablo Sánchez, muy certero en la dirección.
Sin embargo, el decorado era cada vez más propicio para un Cardazi que fue tomando temperatura conforme el choque subía de revoluciones. Un parcial de 10-3 al inicio del último cuarto arrebató la hegemonía al Albacete (65-64, min. 32). A partir de ahí, los siete puntos consecutivos del torbellino estadounidense adentraron en una zona desconocida al elenco de Varela, que se quedó sin capacidad de reacción. Se repuso el conjunto manchego y logró situarse a un solo tanto de diferencia con dos tiros de Fall a falta de treinta segundos (82-81). Momento de la verdad para unos jugadores que, de nuevo, fueron presa de la ansiedad y de una mala defensa sobre Cardazi, que habilitó el triple de Salazar. El resto fueron lamentos por tener otra piedra más en la mochila de las oportunidades perdidas.