Y con el León de Oro llegó el broche final al 80 Festival de Cine de Venecia, que en esta ocasión recayó en Poor things, la fábula fantástica de liberación femenina dirigida por el griego Yorgos Lanthimos y protagonizada por Emma Stone. El segundo premio en importancia, el León de Plata Gran Premio del Jurado, fue para Evil does not exist, un canto a la protección de la naturaleza dirigido por el japonés Ryusuke Hamaguchi, director también de la oscarizada Drive my car (2022).
Lanthimos triunfó con la adaptación de una novela del escocés Alasdair Gray sobre una mujer que es devuelta a la vida por un extraño cirujano (Willem Dafoe) y, al empezar de cero, puede afrontar su vida completamente libre, sin vergüenza ni prejuicios.
«Hasta ahora la industria no ha estado preparada para recibir una película como esta», apuntó el realizador de The Favourite (La favorita), dado que en sus «pobres criaturas» no faltan las escenas explícitas de sexo y todo tipo de experimentaciones.
Otro de los grandes triunfadores de la Mostra fue el italiano Matteo Garrone, que conmovió y sacudió conciencias con su relato sobre la inmigración subsahariana Io capitano, por la que ha obtenido el León de Plata al mejor director. Además, su joven protagonista, el senegalés Seydou Sarr, fue premiado con el Marcello Mastroianni al mejor actor emergente por su retrato de la odisea a la que se enfrentan muchos de sus compatriotas, la agónica travesía por el desierto del Sahara, las torturas en Libia y los peligros del mar. Garrone dio la palabra al senegalés Mamadou Kouassi, cuyo testimonio ha inspirado la película, y este dedicó el premio «a todas las personas que no han pedido llegar a Lampedusa» y reclamó que se detenga el tráfico de seres humanos.
La Copa Volpi al mejor actor fue a parar al estadounidense Peter Sarsgaard por su papel en Memory, el segundo largometraje en inglés del mexicano Michel Franco, que explora las posibilidades de un idilio entre una mujer atormentada por traumas de infancia y un hombre con demencia precoz. Más sorpresa causó la Copa Volpi a la mejor actriz, entregada a la joven estadounidense Cailee Spaeny, de 25 años, por su papel en Priscilla, la película de Sofia Coppola.