El presidente de la Asociación San Isidro, Juan Francisco Parreño, ha estado colaborando en las tareas de limpieza en Catarroja y Paiporta, localidad hasta la que se desplazó junto al convoy que partió hace unos días desde la provincia de Albacete. Cuenta que la iniciativa partió de manera espontánea, a través del boca a boca. En su caso, motivado por las ganas de ayudar a las personas que han perdido sus viviendas y sus negocios.
Compartió esta vivencia con Alonso Jiménez, otro agricultor, vecino de Casas Ibáñez. Ambos relatan el desolador paisaje que encontraron al llegar a Valencia. «Un desastre, como si hubiera pasado un tsunami», con las calles llenas de barro, los coches amontonados y las personas «zombies, en estado de shock, caminando desorientados». Tras descargar la maquinaria pesada de las góndolas y recibir las indicaciones, comenzaron las tareas de limpieza centradas en abrir paso y la retirada de vehículos. Pero a pesar de limpiar «no se avanzaba», asegura Juan Francisco Parreño, explicando que después de dormir, al día siguiente, la calle estaba «prácticamente igual» puesto que los vecinos seguían sacando los enseres que debían tirar para limpiar sus viviendas.
Impresionados por lo vivido, recuerdan lo agradecidas que se mostraron las personas afectadas. Y si impactante era lo que veían a la luz del día, al caer la noche, a oscuras, sin farolas y sin electricidad, declaran que mantienen grabada la estampa de «niños de apenas ocho y nueve años, corriendo por las calles, con bolsas de comida para cenar y comer al día siguiente».
Los agricultores que han prestado su ayuda en Valencia, también dirigen su mirada hacia sus compañeros del sector primario. Según las primeras estimaciones, la DANA ha afectado a 10.000 agricultores y 50.000 parcelas agrícolas. Alonso Jiménez, explica que «no hay caminos para llegar a las granjas. La mayoría de los animales se ahogaron o murieron por inanición». También señalan los campos de hortalizas ubicados alrededor de la Albufera. El agua arrastró hasta allí todo lo que encontró a su paso, «está todo lleno de trastos», relata el agricultor. Los trabajos de limpieza se centran en los cascos urbanos, pero con el fin de abrir corredores de paso, la UME encargó a Alonso Jiménez que despejara una zona en un polígono. Recuerda el fuerte olor a los productos químicos que llegaba desde un almacén de droguería. Productos que han contaminado la Albufera.