Escuelas como palacios

Antonio Díaz
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El Museo del Niño de Castilla-La Mancha de Albacete presenta una exposición, comisariada y montada por Juan Peralta, en la que los edificios escolares son los protagonistas

Imagen de la exposición. - Foto: José Miguel Esparcia

El Paseo de los Recuerdos Escolares, en la zona ajardinada del Museo del Niño de Castilla-La Mancha Juan Peralta, de calle del Amparo número 14, acoge la exposición La huella de la Oficina Técnica de Construcciones Escolares (1920-1936), organizada por Amuni y comisariada y montada por Juan Peralta. 

El comisario de esta interesante muestra, que se puede visitar hasta junio, comentó a La Tribuna de Albacete que «esta exposición surgió por una razón muy sencilla, el museo está en un edificio que, aunque es del año 1958, fue diseñado por un arquitecto, Agustín Morcillo, que participó en tiempos de la Segunda República con la Oficina Técnica de Construcciones Escolares, entonces, este modelo de edificio, está basado en otro que diseño un  arquitecto en los años 20, Jorge Gallego, para el Ministerio de Instrucción Pública. Me picó la curiosidad y empecé a investigar y resulta que los mejores ejemplos de arquitectura educativa y docente se dan entre la época de Primo de Rivera, los años 20 y la República».

Juan Peralta recordó que «cuando la educación se hace asunto de Estado, a partir de 1812, los encargados de hacer edificios escolares eran los Ayuntamientos y muchas veces alquilaban antiguas cámaras, cuadras, incluso cárceles, como el caso de Fuentealbilla, y eran sitios que no reunían condiciones. En el trienio liberal, 1820-1823,  se dicta un reglamento para que los ayuntamientos construyan las escuelas en sitios altos, ventilados e higiénicos. Ya en 1876 se  crea la Institución Libre de Enseñanza, que  tuvo como alumno a un famoso arquitecto Antonio Florez que se encargó ya en 1920 en la Oficina Técnica de crear un equipo de arquitectos para diseñar los edificios escolares. Eran edificios majestuosos, con amplias galerías, orientados al sur, con un campo escolar, así que en el actual territorio de Castilla-La Mancha había un arquitecto para cada provincia, pero el más famoso de todos es Sepúlveda, que diseñó edificios en la provincia de Albacete, Cuenca y Toledo. Aquí tenemos las Escuelas Graduadas Martínez Parras, de Hellín,  diseño de Pedro Sánchez Sepúlveda, otro es el colegio de Mahora o el Cervantes de Tobarra. Todos comienzan en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera y muchos se acabaron en los años 30. La Segunda República recogió los frutos de la Oficina Técnica de Construcciones Escolares. Así que en la exposición mostramos los edificios más característicos de las cinco provincias».

Por ejemplo, «tenemos la Escuela Normal de Magisterio de Cuenca, que se inicia en 1932 y se acaba en 1946. Es el original en el que se fijaron para el Museo del Niño. Agustín Morcillo, arquitecto municipal, recibió encargos de la Oficina Técnica, como el colegio  Primo de Rivera en la dictadura y el Museo del Niño e hizo otros en Fuensanta y San Pedro. Cuando el Ayuntamiento de Albacete en 1954 le encarga un colegio, el mayor de la época en la provincia, se fija en ese modelo y diseña un edificio de dos alas, con pórtico central y trenza. En todo caso, vemos en todas la provincias edificios que llaman la atención, incluso eran llamados escuelas palacio».

Una exposición que acerca a cualquier espectador o aficionado a la arquitectura las grandes construcciones escolares y quienes las hicieron posible.