La joven sordociega albacetense Cristina Landete Prieto quiso sumarse ayer junto con su madre Mari Ángeles Prieto a la celebración del Día Mundial de la Prematuriedad. La jinete albacetense de doma adaptada, con varios premios en su palmarés, es todo un ejemplo de superación y la mejor embajadora del prematuro, porque ella es una superviviente, un milagro de la naturaleza. Nació prematura, con apenas 500 gramos de peso y sólo 24 semanas de gestación, fruto de un parto múltiple que dejó a un hermano mellizo en el camino. «Era un gran prematuro de libro, porque todas las infecciones y complicaciones que podía sufrir las pasó; lo pasamos muy mal», indicó la madre de Cristina, que recordó que la joven, que ahora tiene 17 años, se quedó ciega a los siete meses al sufrir retinopatía del prematuro, pero con tres años empezó a ver bultos y colores, situación con menos de un uno por ciento de visión que mantiene en la actualidad. Por si esto era poco a los 11 años empezó a perder audición.
Su discapacidad no ha impedido a Cris cumplir sus sueños, ya que desde los tres años monta a caballo, disciplina deportiva en la que ha cosechado grandes éxitos, así como seguir con sus estudios en el IES Tomás Navarro Tomás, centro educativo que adora, «porque me ha dado la vida», tras una experiencia negativa en el colegio donde sufrió acoso escolar.
Los profesionales sanitarios de Hospital General de Albacete, en particular de la UCI Pediátrica y Neonatología, al igual que los de otros hospitales de Madrid, por los que ha pasado son parte de su familia, como afirma la joven, que habla de las sanitarias del CHUA como sus «tatas», porque «para mí son de mi familia». Su reto pasa por ser atleta paralímpica y montar un centro de ocio infantil.