El consumo en España se ha disparado desde que se superó la pandemia y, según afirman los economistas, no se está teniendo la moderación y cautela que cabría esperar ante la alta inflación y la subida del precio en prácticamente todos los productos. Un dato que corrobora el Banco de España y que confirma que el crédito al consumo está marcando récords y crece al mayor ritmo desde la llegada de la COVID-19, con un incremento hasta mayo superior al 7,18% en la comparativa interanual.

De esta forma, el saldo vivo crediticio superó los 101.000 millones de euros después de Semana Santa, lo que hace pensar que el endeudamiento de los españoles va a más y no tiene en cuenta los altos tipos de interés del dinero, ni las condiciones económicas adversas, ni la incertidumbre a corto plazo.

Se trata de una realidad que preocupa a los analistas que advierten que buena parte de los españoles están viviendo al día, con un nivel de ahorro muy pequeño. En esta línea, sostienen que el hecho de que bares, restaurantes y hoteles tengan un alto nivel ocupacional no es bueno para la economía.

Además, alertan de la situación económica, especialmente la de los jóvenes, y señalan que, a su juicio, con unos salarios mileuristas y ante la imposibilidad de hacer frente a una hipoteca, la opción que han elegido es vivir al día sabiendo que, por ejemplo, lo que destinan al alquiler es dinero perdido que podrían aprovechar para comprar una vivienda, aunque eso les obligaría a tener ahorrado entre un 20% y un 30% de su valor para pagar la entrada.

Los hábitos de consumo tienden cada vez más a utilizar medios de pago digitales, como el teléfono móvil o la tarjeta de crédito que, de alguna manera, suavizan y potencian el endeudamiento. De esta forma, los españoles desembolsan de media 13.120 euros anuales por persona y aunque a grandes rasgos no hay muchas diferencias territoriales, en el detalle sí se encuentran: los madrileños, por ejemplo, son los que más gastan en libros, los vascos en restauración o los canarios en peluquería y estética, según la última Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, correspondientes a 2023. Si se analizan de otra manera se observa que los gallegos invierten cuatro veces más que los navarros en joyas o los asturianos cuatro veces más que los catalanes en juegos de azar.

Familias

Mientras, la subida de los precios en 2023 no impidió que las familias aumentaran sus compras en ocio y restauración, según esta encuesta. En el global, el gasto medio de un hogar en España subió un 3,8% en 2023 a los 32.617 euros. Es un incremento ligeramente superior a la inflación que cerró el año con una media del 3,6%.

El desglose revela que la partida destinada a restaurantes y hoteles fue la que más aumentó. De media, una familia se dejó en salir a comer fuera de casa 2.560 euros, 300 euros más que el año anterior. A esto hay que sumar el conjunto de actividades de ocio en las que desembolsaron un 9% más que en 2022. La recuperación del turismo también tiene mucho que ver con el incremento de su gasto, porque en partidas como viajes internacionales o vuelos nacionales destinaron un 75% y un 23% más, respectivamente.

La alimentación también estuvo entre los mayores consumos. De media, un hogar se dejó el año pasado 5.333 euros en hacer la compra, un 5,8% más que en 2022, pese a la rebaja de los impuestos a los alimentos básicos. 

Finalmente, el análisis refleja que la mayor parte del presupuesto se la lleva todo lo destinado a vivienda que, de media, un hogar emplea al año más de 10.000 euros. Esto implica que un 31,8% de la renta que ingresa una familia se usa a pagar el alquiler, la hipoteca y los suministros. Una cifra que se dispara en el caso de los hogares con menos recursos, que emplean hasta el 62% de su presupuesto a cubrir las necesidades dedicadas a vivienda y alimentación.