Según el calendario agrícola que hay pintado en San Isidoro de León, en marzo toca podar las viñas, en julio se siega el trigo y en septiembre se vendimia. Sin embargo, el clima que hay ahora no es el mismo de la Alta Edad Media. Se podría decir que tampoco es igual al que tenían nuestros abuelos para trabajar en el campo. La delegada de la Aemet en Castilla-La Mancha, Eroteida Sánchez, señala que desde 1961 la temperatura media en la región ha subido 1,8 grados. Apunta que se ve claramente que hay una línea creciente en los valores de temperatura.
«Está comprobado que la acción del hombre está haciendo que el clima esté cambiando mucho más rápidamente de lo que hacía antes», explica a La Tribuna. Apunta que se está notando en que se alargan los veranos y también en inviernos menos severos. Este 2024, por ejemplo, enero ha sido catalogado de 'supercálido'. La temperatura media para el primer mes del año está en los ocho grados y este 2024 ha estado casi tres grados por encima.
Sánchez comenta que con las precipitaciones no está todavía tan claro cómo está afectando el Cambio Climático, pero señala que se está viendo que «se reducen en el tiempo, pero cuando se dan, son más abundantes y torrenciales».
Todo esto tiene su traslación a la agricultura. Sánchez apunta que a los agricultores no les queda otra que hacer una «adaptación al Cambio Climático». Comenta que ya se está viendo en algunas zonas del mundo que se están plantando cultivos que antes no se daban en esas áreas. Señala que deben amoldarse a los nuevos régimenes de temperatura y precipitaciones y apostar por cultivos y variedades que mejor aguanten estas nuevas condiciones climáticas.
Y es que todo indica que no hay marcha atrás. «Incluso cambiando las costumbres, la inercia del sistema climático va a llevar un aumento de la temperatura», avisa la delegada de la Aemet, «la tendencia es que esto siga aumentando».
La Agencia Española de Meteorología tiene en su página web un visor de escenarios climáticos para el siglo XXI. Se pueden filtrar los datos por estaciones, por meses y por temperaturas máximas y mínimas, duración de olas de calor o números de noches cálidas, por ejemplo. Los datos se dan en función de un futuro cercano, medio o lejano. Conforme se va avanzando en el tiempo es clara la tendencia que se ve en el mapa de colores en el que van ganando terreno los tonos anaranjados y rojos, los que indican valores más altos de temperatura, en detrimento de los verdes y azules, los fríos.
Por ejemplo, la duración máxima de olas de calor está en un futuro cercano entre los 17 y los 19 días en función de las distintas zonas de la región. En un futuro lejano en toda Castilla-La Mancha se superarán los 25 días. También en ese horizonte de futuro lejano habrá puntos de la región que no tengan ningún día al año que se baje de cero grados, sobre todo por el sureste de Albacete.
En 2018 el Gobierno regional publicó el segundo informe sobre el 'Impacto del Cambio Climático en Castilla-La Mancha'. El estudio alertaba también del riesgo de desertización, sobre todo en la zona este por esa conjunción de largos períodos de sequía con lluvias torrenciales. Estas tendencias en la parte agrícola apuntaban a que en la huerta del sureste de la región empezaban a reproducirse las características climatológicas de hace décadas de Murcia y Alicante. También se apunta a una tendencia de floración cada vez más temprana.