Una de las batallas políticas cruciales para el futuro de España se juega en estos momentos en Cataluña, cuyas elecciones autonómicas se celebrarán el próximo domingo con un resultado muy incierto, debido a la polarización de los partidos políticos y, por consiguiente, de la sociedad. La importancia de los comicios del 12-M es tal que todos los líderes nacionales de las grandes formaciones políticas se involucraron en la campaña electoral y se lucha por cada voto en cada barrio.
Lejos de buscar alianzas estratégicas para poder pactar después de las elecciones, los partidos políticos piden la concentración del voto para evitar que los restos se pierdan y decanten el resultado final a favor de uno u otro rival. Hay que reseñar que Cataluña se encuentra en plena campaña electoral después de que las anteriores elecciones autonómicas depararan un escenario donde todo era posible salvo la gobernabilidad estable de la Comunidad Autónoma. Por eso ahora afrontan la recta final de la campaña, mientras se tientan la ropa, no siendo que se les escape un voto por algún roto del pantalón. El claro ejemplo es el candidato socialista, Salvador Illa, otrora ministro de Sanidad, quien renunció a ocupar la Presidencia de la Generalitat mediante una carambola a varias bandas que ponía la inestabilidad en el primer plano institucional.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, quiere copar todo el voto nacional y ataca al PSC, al que coloca en el banco de los separatistas. Para afirmar esto, el líder popular se basa en el acuerdo entre Pedro Sánchez y los nacionalistas catalanes para aguantar en la Moncloa. Y es que el futuro del pacto en Madrid entre el PSOE y los independentistas dependerá, y mucho, de los resultados del próximo domingo. Por eso mismo, toda España mira una de las comunidades denominadas históricas, porque marcará el panorama político de los próximos años.
Mientras tanto, los independentistas siguen a lo suyo. Tanto desde ERC con desde Junts fijaron a Salvador Illa como el rival a batir, ya que todas las encuestas le dan como vencedor, pero desde distintos puntos de vista, como sucede desde hace unos años, cada partido secesionista hace la guerra por su cuenta. Están divididos, lo que provoca la debilidad de su frente por la independencia, pero... ¿en el caso de tener que pactar con el PSC para poder gobernar en la Generalitat, quien pondrá más facilidades al señor Illa? Ahí reside el quid de la cuestión y el PSC tendrá la pelota en su tejado. De su elección, habrá consecuencias y como hablemos de políticos de escaso nivel y menores alturas de miras puede que el resultado haga explotar el pacto en la Moncloa.