«Pensar que la homeopatía es una alternativa es un suicidio»

REDACCIÓN
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Alberto Nájera López es profesor contratado doctor del Departamento de Ciencias Médicas de la Facultad de Medicina desde 2001. Imparte varias asignaturas y participa en el máster universitario de Biomedicina Experimental.

¿Qué es la homeopatía?

Es una pseudoterapia sin base científica que se fundamenta en premisas subjetivas enunciadas por el alemán Samuel Hahnemann en el siglo XVIII. Sin experimentación ni observación que las corrobore, la homeopatía se basa en leyes como que si una sustancia me produce un mal, la misma sustancia muy diluida me producirá el efecto contrario. Este es el principio similia que realmente va más allá. Por ejemplo, si la cafeína me quita el sueño, si yo tomo cafeína muy diluida, me producirá insomnio ¿ridículo? Completamente. Así encontramos falsos remedios basados en cangrejo (para el cáncer, por lo del horóscopo y que cáncer es un cangrejo, así de insultante), cebolla (para la depresión) o caca de perro (no sé para qué). He aquí una muestra de por qué digo que este principio va más allá. El otro principio es el de la dilución, diluir mucho la supuesta sustancia sanadora. ¿Y cuánto es mucho? Hay remedios que diluyen el equivalente a un grano de arroz en el volumen de agua que ocuparía una esfera del tamaño del sistema solar. Además, dicen, que cuanto más diluido más potente. ¿Tiene sentido? A lo mejor en el siglo XVIII sí, ahora no, pues entre otras cosas va en contra de todo lo que hoy sabemos sobre la Farmacología, Bioquímica, Fisiología...

¿Cree que hay una campaña de descalificación sobre esta alternativa médica?

No creo que haya una campaña de descalificación sobre esta estafa, que para nada se puede llamar alternativa médica pues no cura. A los productos homeopáticos sólo se les exige que sean inocuos. Y es fácil, pues son azúcar y nada más. Durante décadas estas pseudoterapias han campado a sus anchas en medios de comunicación sin que la respuesta de la Ciencia, que tiene también décadas, se escuchara. [...] Cada vez más gente está aprendiendo que detrás de una bolita de homeopatía hay una industria que se aprovecha del dolor de la gente vendiendo productos que no hacen nada.

Los homeópatas dicen que este ataque no es un problema sobre la cientificidad del medicamento homeopático, sino a que su consumo se está extendiendo y, por tanto, existen miedos en las industrias de los tratamientos convencionales.

No lo había escuchado nunca. No se puede llamar medicamento a algo que no ha demostrado objetivamente que funcione, llamémoslo producto o preparado. Sería como comparar el último libro de Belén Esteban con El Quijote. Los homeópatas deben estar preocupados porque se les acabe el chollo de vender pastillas de azúcar sin principio activo alguno. Sorprende que personas que atacan a las farmacéuticas, no se cuestionen los millones que gana la industria homeopática produciendo pastillas que no hacen nada. Entiendo que quieren evitar el debate sobre si científicamente sus productos curan o no, porque a día de hoy, no lo han demostrado más allá del efecto placebo.

Precisamente, los escépticos achacan a la homeopatía el efecto placebo, pero los homeópatas defienden que también se usa en animales y plantas, incluso en enfermos en coma, y que ha funcionado. ¿Cómo es posible que el efecto placebo se dé en estos casos?

No entiendo muy bien el concepto de escéptico. Se puede ser tajante: La ciencia ha demostrado que la homeopatía no tiene más efecto que el efecto placebo. En cambio lo que no ha sido capaz de demostrar la industria homeopática es que sus productos tengan más efecto que una pata de conejo o una estampita. El efecto placebo es algo extremadamente complejo. Gracias a la ciencia, hoy en día sabemos que nuestro sistema nervioso es capaz de interaccionar con nuestro sistema inmune, limitando su efectividad si las condiciones tras terminar con una infección, que supondrá una pérdida de recursos importante para el organismo, serán o no favorables. Esto es, evitamos curarnos controlando la enfermedad hasta que las condiciones sean mejores o podamos garantizar que sobreviviremos y podremos alimentarnos, por ejemplo. No sabemos qué estímulos son los que se tienen en cuenta en estas situaciones, pero está claro que si yo a mi hijo le digo «sana, sana, culito de rana» y le doy un beso o un abrazo, le estoy transmitiendo esa seguridad. Sobre el efecto placebo en plantas, animales y, añado, bebés, la homeopatía no ha sido capaz de superar ningún ensayo clínico serio. [...]

¿Opina que la medicina convencional podría ser compatible con la homeopatía?

La medicina que funciona se llama simplemente medicina. Es aquella que ha demostrado su eficacia. La propia industria homeopática en su web, admite que ni ellos saben para qué pueden funcionar sus productos, pensar que son una alternativa a la medicina es un suicidio. Y lo es. Conocemos casos de personas que han abandonado sus terapias convencionales para tratarse no sólo con homeopatía, sino con otras alternativas pseudocientíficas, y el desenlace suele ser fatal. Casos recientes como el de Manolo Tena o el de Steve Jobs, o el del niño que falleció en enero porque sus padres le trataban con homeopatía, pueden darnos una idea del riesgo que supone en ciertas patologías. Ahora el truco de la industria homeopática es decir que son terapias complementarias [...]. Te curará la medicina, la homeopatía sólo te engañará.

Médicos homeópatas también señalan que en los últimos años, investigaciones muestran que las ultradiluciones usadas en homeopatía son algo más que agua.

Médico homeópata es un oxímoron, esto es, dos términos contrapuestos como silencio atronador o universidad católica. Un médico de verdad no se puede autodenominar homeópata, es una contradicción. Las ultradiluciones son agua.  [...] Una ultradilución es de hasta 1000CH o 1500CH, que sería el equivalente a diluir un grano de arroz en el volumen que ocupa toda nuestra galaxia. No, no queda absolutamente nada [...]. James Randi es un escéptico canadiense que depositó un millón de dólares en una cuenta bancaria para aquel que demostrara la existencia de «algo más que agua». El dinero y James Randi siguen esperando.