Aunque desde hace tiempo que el periodo de rebajas está liberalizado y cada comercio las puede empezar cuando más le convenga, la tradición marca que se inician después de Reyes. Y así es como casi todo el comercio minoritario y también las grandes superficies y las franquicias nacionales e internacionales, arranca su periodo de rebajas.
Enero llega con una cuesta que cada vez es más vertical, con una pendiente elevada que se nos atraganta. Es verdad que esto no es nuevo, pero viendo la situación por la que atraviesan los ciudadanos de a pie, no parece que vayan a ser las rebajas de nuestra vida, pero también es cierto que siempre es un alivio tener estos descuentos tal y como se han puesto los precios.
Las rebajas de enero no son solo una estrategia comercial, sino un fenómeno cultural que afecta a comercios y consumidores por igual. Para los comerciantes, es la oportunidad de reducir inventarios acumulados durante la temporada que toca a su fin y generar flujos de efectivo que les permitan encarar el nuevo año con mayor solidez. Para los consumidores, representa una ocasión única para adquirir productos deseados a precios más bajos, incentivando así el consumo y, en algunos casos, permitiendo que aquellos con presupuestos ajustados puedan acceder a bienes que de otra manera les serían inalcanzables.
Pero en este contexto en el que nos movemos, es importante que los consumidores adopten un enfoque consciente durante las rebajas. Antes de sucumbir a la tentación de las ofertas, es fundamental reflexionar sobre la verdadera necesidad de los productos que se planea adquirir. La compra impulsiva puede llevar a acumular objetos innecesarios y contribuir al problema del consumismo desmedido, sobre todo con el estado actual que presentan los bolsillos de los españoles.
Está claro que las ofertas planteadas por las grandes cadenas comerciales hacen que los pequeños comerciantes, los de nuestra ciudad, a los que conocemos de toda la vida, lo tengan más difícil, pero seguro que vale la pena destacar la importancia de apoyar a comercios locales durante este periodo. Estos pequeños negocios a menudo ofrecen productos únicos, personalizados y de calidad, contribuyendo así al desarrollo económico de la provincia.
Son los que más tiene que luchar y ante más enemigos, antes era contra las grandes marcas, ahora también contra el comercio online, que presenta ofertas muy agresivas, además de la comodidad de que te lo sirven casa y no tienes que hacer grandes colas. A los comerciantes de Albacete no les va a quedar más remedio que reinventarse con mucha imaginación si quieren plantear batalla.