Un sentido adiós a Ángel Fernández

E.F / Redacción
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Una multitud de fieles y las principales autoridades se dieron cita en la Catedral para asistir a la misa de acción de gracias por el ministerio del ya obispo emérito

El propio Ángel Fernández ofició la Misa. - Foto: R.S.

Lleno hasta la bandera o, por tratarse de la Catedral, hasta la campana. Nadie quiso perderse la misa de acción de gracias por su ministerio episcopal a Ángel Fernández Collado, quien renunció como obispo de Albacete por motivos de salud.

Una multitud de fieles y las principales autoridades civiles y militares de la provincia y de la región se dieron cita en el templo, para mostrar su cariño a quien fue titular de la Diócesis de Albacete durante casi seis años, desde noviembre de 2018 hasta abril de 2024.

Entre las autoridades, estaban el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el alcalde de Albacete, Manuel Serrano, así como el presidente de la Diputación, Santiago Cabañero, y el subdelegado del Gobierno en Albacete, Miguel Juan Espinosa.

Además de los cargos políticos, se vio al presidente del TSJ-CLM, Vicente Rouco; los mandos de la Base Aérea, Guarda Civil y la Policía Nacional, así como destacados representantes del mundo empresarial, financiero y de la sociedad civil albacetense.

En el plano más personal, estuvieron varios familiares del ya obispo emérito de Albacete y sus colaboradores más cercanos en la Diócesis. Como es lógico, el acto central de la misa fue el discurso del propio Ángel Fernández, lleno de sentimiento y carga emotiva.

«Ha llegado el momento de dar un paso hacia atrás y dejar que otro Pastor, otro Obispo, pueda gobernar esta Diócesis de Albacete - reconoció- yo soy consciente de mis dificultades por culta de la enfermedad que sin pedirla ha llegado a mi vida».

Buena parte del discurso fue una larga lista de agradecimientos, algunos muy personales. A sus hermanos, cuñadas, sobrinos demás familiares «que siempre me ha acompañado con su cariño y cercanía»; a las comunidades cristianas de los casi 200 pueblos de la provincia,  y «a los amigos que siempre han estado junto a mí».

También dio «gracias a José Miguel, mi secretario particular desde hace 14 años, discreto, leal, fiel y siempre servicial». Para todos ellos, estará a su disposición en la casa Sacerdotal de Toledo, «donde os recibiré con los brazos abiertos».

Pero la puerta sólo se cierra a medias: «Volveré a Albacete en ocasiones, porque formo parte de esta Iglesia, como uno nuevo de vuestros Obispos eméritos y no quiero que esto se olvide ni se me olvide».

Tras pedir por el nuevo Administrador Diocesano, Julián Ros, cerró con una alusión a a la Virgen de los Llanos para «nos cobije bajo su manto como Iglesia en Unidad y Sinodalidad y nos proteja siempre a vosotros y a mí».