Los recursos económicos con los que puede contar cada club para afrontar la temporada en el fútbol profesional suponen un condicionante importante para el desarrollo del curso, aunque no siempre responden a lo esperado, bien por una gestión deficiente del caudal del que se dispone, bien por todo lo contrario.

Los límites salariales de cada entidad en este fútbol llamado moderno restringen, en principio, a lo que puede o no aspirarse al menos por lo que respecta a las tendencias. Si atendemos a los equipos que pelean por el descenso se podrá observar una correspondencia entre la clasificación y esos límites de gasto.

De esa relación de modestos que, en principio, debían pelear por conservar la categoría, solo el Levante supera con creces la relación entre los recursos y la clasificación. El equipo granota, que ha ido a menos en el presupuesto desde su descenso en 2022, es el decimonoveno en este apartado, lo que no le ha impedido pelear por un puesto en el playoff, del que aún no se ha despedido de forma matemática. Ha mejorado, pues, ocho puestos teóricos.

El resto de conjuntos con restricciones presupuestarias han pasado o pasan apuros. La trayectoria del Amorebieta, Huesca, Mirandés, Alcorcón o Eldense han respondido más o menos a lo esperado, aunque otros que partían con similares estrecheces (Cartagena, Burgos) han conseguido aprovechar mejor sus dineros, por no hablar de unRacing de Ferrol que aún no ha dicho su última palabra por la parte alta pese a su condición de recién ascendido.

¿Y el Albacete?. Atendiendo al límite salarial del que gozaba (7.638.000 euros), undécimo en este capítulo, puede afirmarse que su rendimiento global está por debajo de sus posibilidades, todo lo contrario a lo acontecido hace un año, cuando completó una excelente campaña con el penúltimo presupuesto de la categoría.

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