Profesión obliga. Al menos, en teoría. Aunque con el enorme grado de profesionalidad -y brillantez, escrito sea de paso- de nuestro personaje no hay duda de que cumple con esta exigencia deontológica, ¡ay! tantas veces saltada a la torera por muchos otros. Y es que debe ser difícil guardar la teórica subjetividad y no mostrar, ni demostrar, sentirse «hasta el tuétano, sin dudarlo del Alba». Máxime cuando a lo largo de su vasta trayectoria se incluye el análisis de la Categoría de Plata del fútbol español y presentar SuperSegunda División, narrando y comentando el fútbol. Y ahora en Movistar Plus, entre otras labores, la retransmisión y entrevistas de la Liga y de la Champions. Pongamos que se habla de Sergio Sánchez Tendero, cuya profesionalidad está por encima del sentimiento: «Todo el mundo lo sabe porque voy de cara y no me importa».
A lo que, por si no quedara suficientemente claro, añade que su compulsión por el Alba a tope «es un aspecto personal, el profesional es otra cosa». En definitiva, que dice lo que piensa y si se equivoca es porque ha metido la pata, no porque vaya con uno u otro. «Si sale en pantalla y estoy con el micro, el Alba es un equipo más».
Lo que este licenciado en Ciencias de la Información, en la rama de Periodismo, por la Complutense de Madrid, con curso oficial de Director de Deportivo impartido por la RFEF, no oculta nunca es su ejercicio también a tope de albaceteñismo por sus enormes valores como guarda la tierra en paisajes, gastronomía, humor, calidad humana, la Feria y tantos otros. Como la «gente fantástica en todas ellas de la que podemos presumir, cual, por poner sólo unos ejemplos que admirar, en todas las facetas antes y ahora, como Rozalén, Karmento, Joaquín Reyes, José Luis Cuerda, el colega Pedro Piqueras, Constantino Romero, Seve Felipe, Alba Redondo y un largo etcétera.
Lo que no quita que precise que no por ello deja de ser cierto que durante mucho tiempo ciertas frases malsonantes, que es mejor no repetir, nos hicieron agachar la cabeza. «Hay que rebelarse ante eso. Para mí, es necesaria esa campaña de Albacete, ven y quédate. En tal sentido admira a los vascos que se enorgullecen de sus aizkolaris o a los catalanes que presumen de sus castellets. Y le parece evidente que en Albacete se debe estar orgulloso de tantas cuestiones como las citadas y otras.
«Eso sí, es imprescindible ser autocríticos, no se puede colocar una máquina de asfaltar como monumento junto a una de las principales entradas de la ciudad o dejar las medianerías de la calle Ancha con ladrillo cara vista, ¡hay ciudades que decoran esos muros con grafitis maravillosos!». Por lo que entiende sin duda alguna que somos Quijotes luchando contra muchos prejuicios todavía en cuanto a nuestra tierra. «A veces te dan ganas de bajar la cabeza y pasar; sin embargo, nos gusta luchar, aunque topes con algunos más tontos que molinos».
En definitiva que, según cree, pensar locuras no es malo: «¡Quién me iba decir que yo iba a vivir un Mundial, entrevistar a Ancelotti y Guardiola o hacer en San Siro una semifinal de Champions!». Como es lógico, esta responsabilidad dentro de su profesión y vocación no se la han regalado, sino que es fruto de recoger la siembra del trabajo bien hecho desde que comenzó su trayectoria en 2000 nada más acabar la carrera.
Y, cómo no, con protagonismo indirecto del Alba, porque fue la gloriosa época del primer ascenso a Primera del ya legendario Queso Mecánico de Benito Floro en un club que se había gestionado muy bien casi desde la ruina absoluta, cual sostiene. En esa gestión fue importante un directivo del club, Antonio Tortosa -vecino de su casa y amigo de su padre-, quien se indignó por la situación económica y participó en su milagrosa resurrección, que poco después llevó a aquel increíble ascenso.
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