Edificios simbólicos, por su valor arquitectónico o su ubicación privilegiada, están en desuso o funcionan a medio gas. La austeridad se ha impuesto. Entre ahorros en alquileres y el frenazo a las inversiones, el centro de la ciudad de Albacete se ha quedado con un puñado de inmuebles de gran valor estratégico donde hoy solo habitan las telarañas. ¿Qué hacemos con ellos? El patrimonio de la ciudad está en juego.
Hace unas semanas, CCOO se trasladó y dejó, no sin cierta nostalgia, el conocido como edificio Sindicatos para instalarse en su centro de la calle Miguel López de Legazpi. El viejo edificio de la calle Mayor está muy «deteriorado», sus instalaciones están «muy viejas» y son «cada vez menos adecuadas para dar un buen servicio», alegan desde CCOO para justificar este traslado y abandonar dos de las cuatro plantas de este edificio cuyo uso tienen asignadas, la primera y la cuarta. En la otra mitad del edificio (segunda y tercera planta) sigue ofreciendo sus servicios UGT.
La construcción, de estética franquista, ocupa un lugar privilegiado. El edificio es propiedad del Ministerio de Trabajo, forma parte de lo que se llama patrimonio sindical acumulado, edificios cuyo uso fue cedido a sindicatos y organizaciones empresariales en 1986.
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