«Con el magnesio, la acuarela nos aporta resultados nuevos»

Antonio Díaz
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Manuel González Núñez, Magnú, hace una nueva aportación al arte en el mundo de la acuarela, pintada con magnesio. El artista comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de este procedimiento a la hora de trabajar, así como de sus proyectos.

Manuel González Núñez, Magnú - Foto: Víctor Fernández

Manuel González Núñez, Magnú, hace una nueva aportación al arte en el mundo de la acuarela, pintada con magnesio. El artista comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de este procedimiento a la hora de trabajar, así como de sus proyectos.

¿Que nos puede decir de esta técnica, este hallazgo?

Es un hallazgo imprevisto y lo que hay que hacer es siempre algo y, sin querer, salen las cosas. Como decía Picasso, yo no busco, encuentro. Yo no he buscado esto, lo he encontrado casualmente, eso no es investigar, es trabajar.

¿Cómo es la acuarela?

Hay una mina en Corral Rubio, en La Higuera, Químicas del Magnesio Santa Isabel, que me invitó a la Feria de Biocultura. En un expositor estuvimos del 3 al 5 pintando,  y en esos días hice tres obras. El cloruro sódico se usa en la acuarela para deconstruir,  para hacer ocelos, lagunas,  lunares blancos y pensé que si el cloruro de magnesio es una sal, la usásemos también en el mismo agua, echándola una vez que hemos pintado los primeros, segundos o los trazos finales, que ocurriría. Bueno, tenemos resultados, que salen unas irisaciones metálicas subyacentes en el papel, esa textura, muy agraciada  y nada gratuita, nos hace ver que la acuarela admite esa técnica, produce en ella brillos metálicos. Con el magnesio, la acuarela nos aporta resultados nuevos.

¿Cuántas obras ha pintado con esta técnica?

Tres, la primera la tienen los dueños de La Mina, es Atardecer en la laguna de La Higuera, con tonos anaranjados y, cuando vi el resultado, me pareció espectacular. La segunda la tiene La Tribuna de Albacete,   La paz sobrevuela el caos que vivimos en este planeta sembrado de catástrofes. La tercera es Paloma portadora de una rama de olivo, un proyecto que hice el día 5 y que pinté ante el público. Se dieron 109 números a los presentes y la mano inocente de una niña pintó en una libreta un número. Le di un pincel y pintó el 30, número que llevaba una mujer de Madrid, que se llevó esta tercera acuarela. 

¿Continuará este camino?

Sí, porque esto me ha puesto en otra dirección. Ahora quiero batir el récord y pintar 20.000 acuarelas en un año. El récord lo tengo en 9.221 y con ello hemos ayudado al Banco de Alimentos, al volcán de la Palma y los pueblos que quedaron sin escuela, iglesia y cementerio, a los que hemos mandado más de 2.000 euros en material escolar, a través del Leonardo Da Vinci. También el año pasado hicimos una reposición de alimentos en el Cotolengo, con lo cual hemos mandado 4.000 kilos de lentejas y 1.000 litros de aceite. Si hubiese sido hoy, sería la mitad o menos, por lo caro que está, pero hemos colaborado desinteresadamente en esa campaña de recogida del Leonardo Da Vinci. Ahora estamos trabajando en el ámbito de mi tesis doctoral, que acabo en la UCLM el próximo año y, a la vez, en el ámbito de Aurora Editorial, estamos con  la segunda edición de mi libro, Más allá del Guernica de Picasso, que vamos a llevar a Casa Museo Picasso de Coruña, eso será el 16 de este mes. 

Todo un enigma descifrado...

Dado que es un mito El Guernica de Picasso, todo proceso hipotético tiene una demostración, para ver qué subyace en la obra, la suerte que he tenido es que nos la guardó Picasso en su Museo de París y  allí apareció en 1989, lo que dejó escondido. No contaba lo que pintaba, decía que la historia lo descubriría y dejó  sus cuadernos, con poemas. Ese descubrimiento que he hecho me ha costado muchísimo, son 50 años, con un trabajo que desarrollo en mi libro, que ya va por su segunda edición. También está ahí mi tesis, El Guernica, un poema pintado, lenguaje inocológico e iconográfico del cuadro.  

En su galería también tiene otra obra que puede ser muy importante... 

Exactamente, otro descubrimiento. El más relevante es que el día de San José me hice un regalo. En el mercadillo que tenemos en la plaza Mayor, un amigo me llamó por teléfono y me dijo que había visto un cuadro para ver si lo podía comprar yo. Compré la obra como una ayuda a las personas que están allí. Entonces, este cuadro tiene derecho de retracto y, como me sé la Ley del Patrimonio, lo que hice es dar a la Guardia Civil conocimiento de ello y no me han dicho que esté en busca y captura, no fue robado. Lleva dos firmas de Henri de Toulouse-Lautrec y nadie falsifica un cuadro y le pone dos firmas, solamente lo hizo en varias obras el auténtico pintor. Ésta en concreto, es de 1900, con mucho arropamiento en las figuras. La misma pareja que está en ese cuadro la pintó Henri de Toulouse-Lautrec  en otro cuadro que se llama Moulin de la Galette y una de las bailarinas, se da la circunstancia que es Rosa la Roja. El cuadro estaba en un punto limpio de Alborea, donde fue recogido por el señor que me lo vendió.