La Familia: Mensajera de la Buena Nueva

Redacción
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Los obispos, en su mensaje, invitan en esta Jornada a contemplar a San José y a la Virgen María como modelo de acogida de Jesucristo, el Verbo de Dios encarnado

Los obispos recuerdan la responsabilidad de cuidar de la propia familia. - Foto: Obispado

La Iglesia celebrará este año el domingo, día 31, la Jornada de la Sagrada Familia con el lema Familia, portadora de la Buena Noticia. La Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida es la encargada de elaborar los materiales para este día, que incluyen un folleto para orar en familia esta Navidad.

Los obispos, en su mensaje, invitan en esta Jornada a contemplar a San José y a la Virgen María como modelo de acogida de Jesucristo, el Verbo de Dios encarnado. En primer lugar, recuerdan en el mensaje que «las familias cristianas encuentran en la Sagrada Familia el ejemplo que seguir, así como un sólido punto de referencia y una firme inspiración». Esto implica como tarea prioritaria que Jesucristo sea el centro de cada familia.

Por ello, los obispos indican que es importante que esta realidad «sea experimentada en la cotidianeidad ya que, por una parte, la familia real y concreta es el lugar donde se encuentra la presencia del Señor, que acompaña todos los momentos de sufrimientos, gozos y esfuerzos diarios, y, por otra, vivir una comunión familiar de manera plena es un auténtico itinerario hacia la santificación en la vida cotidiana».

En el mensaje los prelados de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida explican que uno de los mayores males que afectan a nuestra sociedad es el individualismo exasperado, que nos lleva a idolatrar el propio ego. Y de ello surge la soledad y tantas formas de pobrezas afectivas, consecuencia de aislamientos y rupturas y la ausencia de verdadero diálogo y compañía.

Por el contrario, apuntan que «la vivencia de la comunión familiar es un verdadero antídoto contra este mal tan característico de nuestro tiempo, ya que la familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Su primer cometido es el de vivir fielmente la realidad de la comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad de personas».

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