Óscar Cantos toma el testigo de su abuelo, 'El Pimpi'

Pedro Belmonte
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El joven dirige una de las mejores cuadras de caballos de picar de España y acabará la temporada con 54 festejos y tres festivales

Óscar Cantos, primero por la derecha, junto a todo el equipo de la cuadra ‘El Pimpi de Albacete’. - Foto: Pedro Belmonte

El 20 de agosto fallecía uno de los emblemas de la Tauromaquia Albacetense, el gran Juan Cantos, Pimpi de Albacete, dejando a la afición afligida por desaparecer este hombre que tanto ha dado al carácter albaceteño en el mundo de los toros, primero como picador y más tarde creando una cuadra de caballos que se ha colocado entre las mejores del país, regentada desde hace unos años por su nieto, Óscar Cantos. «Esta última parte de la temporada ha sido dura sin mi abuelo, porque lo ves en todas partes, te acuerdas mucho de él, como todos los de la cuadra, pero especialmente yo, porque echo mucho de menos al volver no verlo con su gorra blanca, no escuchar sus voces y añadirle a todo esto que todo el mundo nos ha mostrado su cariño, por lo que me siento muy orgulloso de la cantidad de llamadas, de gestos, de apoyo del mundo del toro de Albacete, aficionados y no solo de aquí, sino de todos sitios. Ha dejado muchos amigos, porque ayudó a todos los que se acercaron a él y o bien querían ser toreros o picadores».

Una temporada buena. «Hemos toreado alguna menos que el año pasado, pero por decisión mía, porque hay sitios que es mejor no ir, pero por lo general muy contento al ser una temporada dura, al tener que lidiar con dos ausencias de caballos estrellas que murieron a mediados del año como Masegosa y Juncal y he tenido que recomponer un poco la cuadra, pero he tenido la satisfacción de tres caballos nuevos que han funcionado muy bien esta feria como Manzanares, Ponce y Lucero. Vamos a hacer 54 festejos y tres festivales».

Una cuadra amplia: «Tenemos 15 caballos toreando, hay cuatro nuevos que han picado novilladas y otros en el campo. Llevaré de Salamanca a Huelva uno que se llama Rambo, porque tiene las crines como el famoso de mi abuelo, y hay un caballo que me ilusiona mucho, de capa pío que le he puesto Pimpi , un caballo con clase y chispa, un animal al que ya el abuelo le vio algo especial».

Hay que estar muy atento por donde están los caballos y comprarlos para domarlos y ponerlos a picar: «Los suelo comprar por Valencia, que los usan para enganches de carros y tiro de arrastre. Nos toca comprarlos con cuatro años, castrarlos, no todos, y domarlos para lo que nosotros queremos, que es totalmente diferente a lo que ellos hacían, lo que supone un año y pico manteniéndolos. Es complicado porque los compras por las hechuras y condiciones que ves y después pueden servir o no, aunque de momento estoy acertando, ya que solo se me han escapado un par de los que he comprado».

En feria, el caballo Rociero sufrió una cornada: «El caballo está perfecto y seguramente antes de que acabe la temporada lo quiero echar a torear. Se ha recuperado muy bien y quiero agradecer a los veterinarios de la plaza, que se portaron de maravilla, y al equipo médico de Pascual González Masegosa que también estuvieron a nuestra disposición».

Muy joven, pero con una gran experiencia en este oficio: «Siempre he estado con mi abuelo, pero es cierto que desde que le dio el ictus me hice cargo de la cuadra teniéndolo a él al lado para pedirle consejo y que me diera instrucciones y ahora ya no está, pero también tengo grandes amigos profesionales que también me aconsejan, como Daniel López que viene a menudo a montar y te dan sus opiniones y se vienen a tentar con nuestros caballos».