Los de Conde de Mayalde se llevaron las palmas

Pedro Belmonte
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A falta de los Victorinos, la corrida de ayer fue la más completa de toda la presente Feria, con sus matices, pero con buenos toros, también para los de plata

Puyazo arriba de Ignacio Rodríguez al segundo de la tarde. - Foto: Arturo Pérez

Andábamos preocupados porque en ocho días de feria, no había roto ninguna corrida con toros buenos, entregados, con distintos matices, pero que han metido la cara abajo casi todos y los toreros han tenido opciones, sobre todo Molina, que ha estado como si llevara 50 corridas toreadas, lo que sin duda le servirá para que el domingo atraviese esa puerta grande de Las Ventas, que ya sabe el color que tiene desde abajo.

La pena ha sido la lesión de Javier Perea en el tercero, a la salida del primer par, con una rotura de fibras en el abductor y aún así ha cumplido con el tercer par llegando con autoridad a los dominios del toro y saliendo comprometido, pero clavando arriba, con pundonor, poder y solvencia. 

En el que cerraba plaza ya no ha sido posible, debiendo poner sus pares el compañero de la cuadrilla de Ginés Marín. Antonio Chacón. Esto es así, ante los percances, los compañeros se ponen en el lugar del herido o lesionado y lo suplen sin ningún problema, completando un gran tercio, muy aplaudido, junto al tercero de la cuadrilla Pascual Mellinas, con solvencia y clavando arriba.

Volvió a lidiar el sexto Caco Ramos y lo hizo con la suavidad y la destreza que suele aplicar en todas sus actuaciones, suave, por abajo, sin molestar al toro y marcándole la ruta que debe seguir en el siguiente tercio. 

Qué importante es una buena lidia para la faena posterior de un torero, porque le hace romper hacia delante y si el toro tiene fondo, lo saca y logra que el matador cuaje una importante faena, como la que ayer cuajó Molina en el que cerró plaza, con autoridad, mando, firmeza, temple y valor. 

En el tercero, Ramos lo hizo perfecto, por su sitio, en la misma tónica que el sexto, y además Perea, aguantó la lesión y Mellinas, clavó arriba y reunido. Y ya que estamos con los toros de Molina, en el tercero, Agustín Moreno cogió al toro en el caballo con soltura y maestría, midiéndolo a la perfección y Cristian Romero en el que cerraba plaza, volvió a salir de la plaza aplaudido tras un tercio en el que aguantó estoicamente y seguro, el empuje del Conde, que arreó y no lo castigó para protegerse.

La cuadrilla de El Fandi apenas tuvo faena, ya que en banderillas no intervienen y el que lidia, hace poco, pues el torero se basta solo y solo son necesarios si hay que cortarlo, lo que ayer no fue necesario. 

Manuel Sánchez apenas picó al que abrió plaza, muy medido para que durase el tercio de banderillas y José Manuel González le enjaretó un buen puyazo al cuarto, el toro que más empujó por abajo de toda la corrida.

Buen tercio de banderillas en el segundo de la tarde a cargo de Chacón con la capa, muy suave y por abajo y tres buenos pares de banderillas a cargo de Manuel Larios y Fernando Pérez, y aguantó bien Ignacio Rodríguez en el caballo a un toro que le buscó el pecho. 

En el quinto de la tarde, picó el padre del matador Guillermo Marín muy medido y en su sitio, muy escueto Larios en la lidia, como debe ser y un gran tercio de banderillas a cargo de Antonio Chacón y Fernando Pérez.