Fernando Sánchez o la excelencia con las banderillas

Pedro Belmonte
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El auténtico recital de cómo se ponen los rehiletes obsequió a la afición, con una corrida descastada de la que poco pudo sacarse

Fernando Sánchez saluda al respetable tras un gran par de banderillas al sexto de la tarde. - Foto: Arturo Pérez

Lo conocen la mayoría de los aficionados pues ya hace años que viene demostrando como es la forma, no solo correcta, sino excelente de como se ponen las banderillas. Recordamos a este gran rehiletero, quien junto a David Adalid y Marco Galán, formaron la cuadrilla de Javier Castaño, dando la vuelta a España con la paradoja de que muchos aficionados acudían a la plaza para ver a Adalid y Sánchez con los palos y a Marco Galán con la capa, llegando a protagonizar una histórica vuelta al ruedo en Las Ventas el 2 de junio de 2013 en mitad de la lidia acompañándolos el gran picador Tito Sandoval, tras protagonizar dos magníficos tercios, el de varas y banderillas a un toro, el quinto de la tarde, de Celestino Cuadri. Eso marcó un hito histórico en la plaza de Madrid, cuando el público obligó a saludar con tal fuerza, que con el toro en la arena dieron una apoteósica vuelta al ruedo. Hoy le ha faltado poco al público para que le obligara a dar la vuelta al ruedo, pero saludó en sus dos intervenciones, ya que, al ser el tercero de la cuadrilla de Tomás Rufo, solo pone el segundo par, mojándoles la oreja a los banderilleros lidiadores, a pesar de que los toros no dieron facilidades, pues al faltarles la casta y la bravura, era imprescindible provocar la embestida para poder llegarle con tanta autoridad al toro. Para el que no estuviese en la plaza, intentaré explicarlo. 

El toro puesto en suerte en las rayas de picadores, aunque en el sexto, se lo dejaron algo más cerrado, con el riesgo añadido que ello supone. Fernando Sánchez en el centro del ruedo, llamando la atención del toro, y comienza a nadar, los brazos abajo, desmayados y las banderillas mirando al suelo. Cuando el toro queda fijo con él, dependiendo del tranco del animal, le provoca la embestida con mayor o menos distancia, pero yéndose como un rayo hacia el animal y ganándole siempre el terreno independientemente de que el toro sea más o menos bravo, le cuadra en la cara, asomándose al balcón y levantando con autoridad los brazos, para clavar arriba y reunido, saliendo airoso de la cara del toro, la mayoría de veces andando pues rara vez tiene que coger el olivo, porque su excelencia es apabullante. La ovación es atronadora y sale a saludo por toro con otra particularidad, que con la puntilla es un cañón y raro debe ser el toro que se le levanta. Va en la cuadrilla de  Rufo y es una garantía siempre que dé con toreros generosos a los que no les importe que se adorne así.

El resto de los de plata cumplieron con mayor o menos acierto, pero a su favor hay que decir que no fue fácil la corrida, con embestidas irregulares, y casta reducida, lo que complica el resultado. Bien los lidiadores, muy bien Ambel Posada con la capa y los palos, Jorge Fuentes, Sergio Blasco, Miguel Ángel Sánchez y Andrés Revuelta y buenos puyazos de José Palomares, José Antonio Barroso, Manuel Quinta y muy medido Miguel Ángel Muñoz.