Por mucho que se repita no dejará de ser cierto: Castilla-La Mancha es la región con mayor extensión de viñedo del mundo. De norte a sur y de este a oeste, la cultura vitivinícola está profundamente arraigada en la vida de sus habitantes (existen 28 municipios en los que más del 50% de la superficie agraria está dedicada a este cultivo) y la calidad del producto está fuera de toda duda. Prueba de ello son las casi dos docenas de denominaciones de origen protegidas (DOP) que se pueden encontrar, incluyendo a los vinos de pago.
Pero aparte de esas DOP, Castilla-La Mancha cuenta con la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Vinos de la Tierra de Castilla, cuyo ámbito geográfico abarca todo el territorio autonómico. La importancia tanto social como económica del sector en la región, así como el esfuerzo en modernización realizado por productores, elaboradores, embotelladores y comercializadores en estos últimos años, exigía un instrumento que les permitiera ofrecer al mercado sus vinos de calidad dignamente etiquetados, razón por la que nace esta IGP. Como las DOP, los Vinos de la Tierra de Castilla están amparados por la marca Campo y Alma, promovida por el Gobierno regional precisamente para destacar la importancia y la calidad de la producción alimentaria castellano-manchega y el papel clave que agricultores, ganaderos e industria transformadora tienen en el mundo rural.
La calidad de los vinos de esta IGP es de reconocimiento universal, tanto para los elaborados con uvas de variedades autóctonas como para los que se obtienen de otras foráneas, que se han aclimatado de forma excepcional al clima y los suelos de la comunidad. Además, la amplia modernización implementada en las bodegas desde el último tercio del siglo XX ha generado más de seiscientas marcas comercializadas bajo la IGP Vinos de la Tierra de Castilla, muchos de las cuales han logrado un gran reconocimiento dentro y fuera de nuestras fronteras.
El hogar del buen vino - Foto: Javier PozoPero esta IGP tiene historia. En 1999 las Cortes de Castilla-La Mancha aprobaron la Indicación Geográfica Vinos de la Tierra de Castilla para los vinos que se elaboran íntegramente con uvas producidas en la zona geográfica. El objetivo de la iniciativa era facilitar su identificación a los consumidores que demandan vinos diferentes a los de denominación de origen y a los de mesa. Esta nueva indicación tuvo gran acogida entre el sector vinícola. Desde entonces se ha producido un notable incremento en la producción amparada bajo la IGP. Basta decir que de los cinco millones de litros declarados cuando se reconoce la Indicación Geográfica Protegida, se pasó a más de 126 millones una década después.
Este aumento de volumen en el mercado pone de manifiesto la aceptación y demanda de los Vinos de la Tierra de Castilla. Esta demanda se produce por el reconocimiento, prestigio y reputación que han alcanzado en el mercado, tanto a nivel nacional como internacional; así lo demuestran y avalan las distinciones y numerosos premios obtenidos por estos vinos en prestigiosos concursos de vino como el Concurso Mundial de Bruselas, los premios Bacchus, los premios Zarcillo y Tempranillos al Mundo, entre otros. En Bruselas los vinos de la tierra de Castilla han obtenido numerosas medallas de oro y plata. En el certamen Bacchus 2006, aparecen tres Vinos de la Tierra de Castilla en la relación de Bacchus de Oro, y 17 vinos en la relación de Bacchus de Plata. Asimismo, en el año 2007, los Vinos de la Tierra de Castilla obtuvieron dos premios Zarcillo de oro y siete de plata, así como dos Tempranillos al Mundo de oro y tres de plata.
La reputación de los Vinos de la Tierra de Castilla también es manifiesta en el concurso de los mejores vinos de la tierra españoles, en el que los Vinos de la Tierra de Castilla obtienen más de las tres cuartas partes de los premios entregados. Por otro lado, los vinos de la Tierra de Castilla participan en los Premios Gran Selección, organizados por el Gobierno regional, en el que se premian los mejores productos de calidad diferenciada de Castilla-La Mancha.
El hogar del buen vinoCalidad merecida.
Pero la calidad de estos vinos no se consigue sin esfuerzo. Aparte del buen hacer de viticultores y bodegueros, existen unos mecanismos de control que garantizan que cada botella con el sello de la IGP Vinos de la Tierra de Castilla cumple con una serie de estrictos requisitos. Para ello, se efectúan controles periódicos sobre la materia prima, la elaboración, el embotellado y el etiquetado, con vistas a obtener garantías sobre la trazabilidad del vino y sobre el cumplimiento del pliego de condiciones específico de cada uno de los Vinos de la Tierra de Castilla, verificando la procedencia de las uvas de vinificación, las variedades utilizadas y el resto de elementos que figuran en el pliego de condiciones.
Esta comprobación periódica se realiza de forma sistemática en todos los operadores al menos una vez al año, de tal manera que se acredita la correlación entre los volúmenes de materia prima, vino en proceso de elaboración y vino elaborado, documentado y presente en la bodega, lo cual previene posibles fraudes. Además, el organismo de certificación debe verificar que en todas las partidas de vino se ha efectuado la toma de muestras y la realización sobre esas muestras de pruebas analíticas y organolépticas. Y esos análisis no son puntuales, sino que el organismo de certificación tiene que muestrear y someter a los correspondientes análisis fisicoquímicos y organolépticos a, al menos, un 50% del volumen total del vino que en cada campaña el operador ha considerado como apto al cumplir las características analíticas y organolépticas.
Fruto de todo el esfuerzo de los viticultores y bodegueros y de los controles a los que son sometidos los Vinos de la Tierra de Castilla con IGP, el consumidor puede disfrutar de diferentes tipos de producto. Para empezar, las variedades de uva que se pueden utilizar son numerosas, los cual brinda un gran abanico de opciones. En vinos blancos se emplean desde la arraigada Airén hasta otras menos comunes en Castilla-La Mancha, como Pedro Ximénez, Riesling o Gewürztraminer. En el caso de los tintos, el Tempranillo o Cencibel es una de las opciones básicas, pero también se usan otras como Mencía, Prieto Picudo o Garnacha Peluda. Además tanta variedad de uva, de suelos y de climas brinda una enorme oferta a la hora de consumir los vinos de la IGP. Se pueden encontrar tintos, rosados, blancos, de aguja, espumosos, de licor o de uvas sobremaduradas.
Los mejores productos a solo un clic: market.campoyalma.com
Además de apoyar a los agricultores y ganaderos y colaborar en la promoción de los productos agroalimentarios castellano-manchegos con IGP y DOP, Campo y Alma cuenta con una plataforma de compras en internet. Se trata de market.campoyalma.com, a través de la cual los consumidores tienen la oportunidad de adquirir, directamente al productor, sin intermediarios y con solo un clic, un enorme abanico de alimentos: aceites, vinos, quesos, verduras y hortalizas, carnes, azafrán, miel, conservas, alimento ecológicos... En la plataforma se pueden encontrar tanto productos amparados por DOP o IGP como otros que no cuentan con esas figuras pero son también de altísima calidad y están cultivados, criados o elaborados en Castilla-La Mancha. Además, consumiendo alimentos procedentes de nuestra región se colabora en la lucha contra la despoblación y el cambio climático gracias a la manera en la que son producidos, siempre con respeto por el medio ambiente y en zonas desfavorecidas.