Miguel mira la televisión en un bar de un polígono industrial, en Ciudad Real, mientras Jorge el periódico. En la televisión, hablan del posible acuerdo entre Estados Unidos y Ucrania para la extracción de 'tierras raras'.
—¿Ves? En otros sitios sí aprovechan lo que tienen, aquí parece que nos da miedo —comenta Miguel.
—Ya sabes lo que pasó con Quantum en 2016—responde Jorge—. La mayoría no quieren ni oír hablar del tema. Ni saben lo que son.
Las 'tierras raras', esenciales en tecnologías avanzadas, han devuelto la atención mediática a la minería en Ciudad Real. Quantum Minería intentó, hace ocho años, explotar la monacita gris, un mineral rico en tierras raras entre Santa Cruz de Mudela, Torrenueva y Valdepeñas. El proyecto se paralizó tras una gran resistencia social y una batalla legal sin precedentes. La empresa anda reconsiderando su estrategia y abre la posibilidad de retomar su iniciativa, aunque la oposición ciudadana, encabezada por la plataforma 'Sí a la Tierra Viva', continúa firme y denuncia impactos ambientales irreversibles.
Pero, ¿por qué son tan importantes estas tierras raras? Ester Boixereu, especialista del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), explica que estos elementos químicos, son «imprescindibles para la fabricación de generadores eléctricos, aerogeneradores y motores eléctricos de alta eficiencia, además de su uso en móviles o pantallas». Y añade que, aunque se llaman 'tierras raras', en realidad su rareza radica en la dificultad de encontrarlas concentradas en cantidades significativas y en la capacidad de extraerlas.
En la provincia de Ciudad Real, el mineral clave es la monacita gris, acumulado de forma sedimentaria en capas superficiales del terreno, lo que facilita su extracción. Pablo Higueras, catedrático en la Escuela de Ingeniería Minera e Industrial de Almadén, aclara que estos depósitos son «muy poco comunes». Su relevancia, explica Higueras, radica especialmente en las propiedades magnéticas únicas de elementos como el neodimio, fundamentales para la fabricación de motores compactos y potentes o incluso resonancias magnéticas médicas. La especialista del IGME habla del niobio: «Tenéis la fortuna en Ciudad Real de tener depósitos de ladera de fácil extracción con la suerte de que hay niobio, como en Matamulas». El niobio, aunque menos conocido que otras 'tierras raras', es un elemento clave por sus extraordinarias propiedades magnéticas. Boixereu explica que este elemento permite fabricar imanes permanentes «extremadamente potentes y compactos», fundamentales para aerogeneradores o motores eléctricos. Su demanda ha aumentado especialmente en sectores relacionados con la transición energética, consolidándose como un recurso estratégico para la industria tecnológica global.
Las ventajas tecnológicas y económicas que podrían derivarse de la explotación de tierras raras en Ciudad Real contrastan con las preocupaciones que generan estos proyectos. Máximo Florín, profesor titular de Tecnologías del Medio Ambiente en la UCLM, alerta de varios riesgos específicos. «La minería a cielo abierto de tierras raras puede provocar contaminación del agua debido a la liberación de metales pesados y elementos radiactivos como el torio o el uranio. Estos compuestos pueden afectar gravemente la salud humana y la biodiversidad local», detalla. Según este especialista, tampoco debe olvidarse el impacto directo sobre el ciclo hidrológico, ya que las extracciones «alteran irreversiblemente las corrientes superficiales y subterráneas de agua», poniendo en peligro el abastecimiento local.
El debate no se limita únicamente a las 'tierras raras'. El panorama minero es más amplio y diverso. Boixereu detalla otros proyectos que le constan al IGME y que avanzan en la investigación de minerales estratégicos como el wolframio, manganeso y cobalto. Menciona específicamente la mina El Moto en Abenójar y destaca que tiene potencial para convertirse en una fuente clave de wolframio en Europa. «Ciudad Real alberga también iniciativas en torno al manganeso, el titanio y la sepiolita, minerales con un valor económico notable», indica la especialista.
Por otra parte, desde el punto de vista ambiental y social, Florín recuerda que la extracción intensiva de recursos naturales como las 'tierras raras' no siempre trae beneficios duraderos. «Aunque haya creación de empleo inicial, estos puestos suelen ser temporales y mal pagados» y añade que «el daño ambiental irreversible puede acabar perjudicando más a las actividades tradicionales, como la agricultura o el turismo».
La controversia está también alimentada por la dificultad de recuperar plenamente los espacios afectados. Aunque Higueras insiste en que «la minería moderna es menos invasiva y los impactos ambientales pueden reducirse considerablemente», Florín hace hincapié en que ningún proceso de restauración «logra revertir completamente el daño producido en los ecosistemas afectados». Florín menciona específicamente la preocupación por la posible destrucción de hábitats protegidos como la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) del Campo de Montiel, donde especies como el sisón o el aguilucho cenizo podrían verse afectadas por proyectos mineros.
Sin embargo, para Higueras, el contexto actual de transición energética y la necesidad estratégica de Europa por disminuir la dependencia de China en estos elementos ofrecen una razón poderosa para avanzar en estos proyectos. «Europa debe buscar autonomía estratégica. La extracción local de 'tierras raras' contribuiría a esa independencia tecnológica y energética», argumenta.
En cuanto a alternativas sostenibles, Florín insiste en que la clave está en promover un uso más racional de los recursos. «Reciclar intensivamente, diseñar tecnologías que no dependan de estos materiales escasos y avanzar hacia una economía circular», propone. De hecho, ya existen motores eléctricos sin 'tierras raras' que han mostrado igual eficiencia, lo cual abre la puerta a un modelo tecnológico más limpio y menos dependiente.
Mientras el mundo observa acuerdos, como el pendiente entre Estados Unidos y Ucrania para extraer estos minerales críticos, en Ciudad Real la tensión entre economía y ecología sigue latente. Boixereu apuesta claramente por el desarrollo minero responsable y bien supervisado, porque ella cree que España cuenta con «una Administración fuerte capaz de garantizar controles estrictos y efectivos sobre la actividad minera». Mientras tanto, plataformas vecinales continúan denunciando lo que consideran amenazas irreversibles sobre su territorio y calidad de vida.
Las 'tierras raras' vuelven a generar un intenso debate en Ciudad Real, donde se enfrentan visiones divergentes sobre el futuro del territorio. La minería se presenta para algunos como oportunidad estratégica y motor económico necesario, mientras para otros supone una amenaza grave para el entorno y la forma de vida local. Lo que parece evidente es que la región tiene ante sí una decisión trascendental que definirá su modelo de desarrollo económico y ambiental en las próximas décadas y todo dependerá de esta riqueza incómoda.