Como decía el historiador y diputado mejicano García Naranjo, «Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos». Méjico lindo y querido por España, virreinato, mimado por todos los reyes y los gobiernos españoles desde su conquista. La prueba está en que si uno va de turista a Méjico solo visitará los edificios, las plazas, las universidades y los monumentos que allí construyeron los españoles, no hay más. Mientras esto ocurría, y a los hijos de Moctezuma se les hacía duques y se los traía para educarlos en España, los ingleses mataban a los indios e incluso poniendo precio a su cabellera, costumbre a la que los directores de cine americanos dieron la vuelta y parecían que habían sido siempre los indios los que cortaban la cabellera a los blancos.
Así en los EEUU murieron casi todos los indígenas al tiempo que los españoles que fueron a Méjico a vivir se casaban con las indias, como lo prueba la Malinche y Martín Cortés hijo de ésta y de Hernán Cortés.
Resumida así la historia, ahora llegan 4 piojosos, pordioseros, ladrones y corruptos políticos y nos dicen que tenemos que pedirles perdón por la conquista. Hay que ser vil, siendo descendiente de europeos, para echar la culpa a los españoles de las desgracias que padecen los mejicanos: tiroteos en las calles, asesinatos, secuestros, el narco campando por sus respetos, y ¿quién no ha sufrido la "mordida" por parte de la propia policía? Eso es en lo que se ha convertido Méjico con los actuales dirigentes, que pretenden insultan a España para captar votos de los sufridos e ignorantes indígenas.
La presidenta se retrata con sus pretensiones, porque además de ser falsas en todo caso fueron sus abuelos los protagonistas de su retorcida interpretación de la historia y no los que vivimos en España.
Pero ni que decir tiene que los españoles que fueron a Méjico con Hernán Cortes, creo que fueron unos 500, no le ganaron la guerra a los mejicanos, sino que se unieron con ellos contra los Aztecas para liberarlos de unas costumbres esclavizantes con el resto de la población, costumbres que incluían comerse unos a otros. La película Apocalypto lo retrata claramente.
Las tribus indígenas vieron a nuestros antepasados como libertadores, y por eso ganaron una guerra imposible de ganar cuando eran 500 contra cientos de miles. Ni los troyanos.
Lo que debería decir la presidenta es que gracias a los españoles los mejicanos dejaron de ser esclavos y formar parte del menú de la tribu dominante. Por cierto que los tataranietos de los conquistadores se quedaron en Méjico y aprovechando la guerra de la independencia española contra Francia se declararon independientes, y de esos padres provienen el ex presidente Obrador y sus compinches.
Los mejicanos que pueden se van de Méjico, y muchos ellos eligen España para vivir. ¿Cuál es la razón? Pues que Méjico se ha convertido en un estado fallido, y en España queremos a los mejicanos como si fueran nuestros hermanos. En España viven tranquilos y se asombran de que cada vez que salen a la calle sin guardaespaldas no vean una "balasera". Por cierto, habría que preguntarle a los dirigentes cómo es posible que hayan perdido territorios tan ricos e importantes como Texas, California, Nuevo Méjico, Colorado … ¡pa qué tanto Santana y tantos vivas a Pancho Villa!