«'El Buscón' es una obra que tengo metida en mi ADN»

Antonio Díaz
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Antonio Campos regresa hoy y mañana a la Posada del Rosario con El Buscón, con dirección de Juanma Cifuentes, a partir de las 22 horas. Antonio Campos comentó las singularidades de esta obra, que cumple 10 años en los escenarios

Antonio Campos en 'El Buscón'. - Foto: Albacity

Antonio Campos regresa hoy y mañana a la Posada del Rosario con El Buscón, con dirección de Juanma Cifuentes, a partir de las 22 horas. Antonio Campos comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de esta obra, que cumple 10 años en los escenarios. 

¿Por qué eligió El Buscón para esta cita teatral en la Posada del Rosario?

Se cumplen 10 años desde que estrené la obra, precisamente en el mismo lugar y en las mismas fechas, más o menos. Con El Buscón, de alguna manera, se hizo un molde para representar clásicos con un solo actor que da vida a todos los personajes, como 32 distintos. A partir de aquí, generamos El Lazarillo, La Celestina y todo lo demás. Bueno, sorprendentemente, sigue representándose y el año pasado, después de El Cid, la que más se hizo fue El Buscón. 

¿Cómo fue la evolución?

La verdad es que la evolución ha sido muy buena. El público la ha ido moldeando durante todo este tiempo y creo que es una de las más populares para el espectador.  

¿Cambia mucho ese Buscón ya con 10 años?

Sí que ha cambiado porque las obras están vivas y uno evoluciona con ellas y se han hecho otros montajes después, y aunque son distintos, son vasos comunicantes y cosas que vas aprendiendo con El Lazarillo o La Celestina, las vas incorporando a El Buscón. Igualmente, con El Cid, que difiere mucho de El Buscón, hay momentos que aprendes en El Cid que infectan a El Buscón. Luego, las obras si no mutan, te pueden llegar a aburrir y una manera de que evolucionen es que sientas el vértigo cada vez que las representas. Tú mismo te pones pruebas para ir cambiando cositas y seguir creándote esa sensación de novedad dentro de la obra. Pruebas cosas y, las que más gustan, se quedan.  

El Cid sería el héroe y El Buscón el antihéroe...

Sí, precisamente al saber lo que siente El Cid en la heroicidad, sabes lo frustrante que es para El Buscón no conseguir ser un caballero, que es lo que pretendía. Igual que El Lazarillo, que es también un antihéroe, un pícaro que pasa hambre, que es lo que lo santifica, de alguna manera, mientras que El Buscón es mucho más trapacero, con esa ambición de subir en la pirámide social. Son distintos, pero todos conjugan. 

¿Lázaro es más candoroso que don Pablos?

El lazarillo es pícaro por necesidad. Quevedo estuvo ahí muy astuto, aprendió de todas las obras y por suelo hacer el chiste de que El Buscón se va encontrando con mucha gente por el camino, parece que va paseando por Manhattan. 

¿Participa mucho el espectador en esta obra?

Muchísimo. Cada cosa que recibo del público se puede incluir perfectamente, es como hablar de mi propia vida. Soy El Buscón y cualquier cosa me viene bien para comentarla con el público, puedes sentarte en una silla y explicar al público lo que te ha ocurrido. El Buscón es una obra que tengo metida en mi ADN. 

¿Vamos a por otros 10 años al menos?

Sería fantástico. Dicen que una obra, cuando pasa de los 25 años con el mismo intérprete, se convierte ya en un clásico. La verdad es que me siguen saliendo funciones en toda España y la voy a incluir en el circuito de Artes Escénicas de Castilla-La Mancha 10 años después, porque es como volver a ver una obra nueva, distinta.  

Va a dar vida a otro héroe. 

Sí, ahora vamos a por Ulises, que estrenaremos el 4 de octubre y ahí sí que podremos reír más.