Elena Serrallé

Elena Serrallé


La educación siempre es la solución

05/03/2025

Anoche entré en el cuarto de mi hija y le susurré:
Ojalá la vida te trate bien. Ojalá consigas tus metas, aquellas que tú te marques, las que tú elijas. Ojalá llegues a ser lo que tú quieras ser, ojalá aparte de ser libre, te sientas libre, sin ataduras invisibles y sin techos de cristal.
Ojalá no prejuzgues y ni siquiera te atrevas a juzgar, recuerda que la forma más elevada de inteligencia humana es poseer la capacidad de observar sin juzgar. Ojalá seas fuerte, es muy fácil reconocer a las personas fuertes, son aquellas que se construyen unas a otras en lugar de destruirse entre ellas o a ellas mismas.
Ojalá no te creas una persona merecedora de un trato especial sólo por el hecho de ser tú, es sabido que el privilegio es el mayor enemigo del derecho. Ojalá tu esfuerzo se viera recompensado, sería lo justo. Ojalá siempre te respeten, a ti, a tus síes, a tus noes, tu forma de pensar, tu manera de vestir, de bailar, de reír. Ojalá siempre respetes a los demás, a sus síes, a sus noes, su forma de pensar, su manera de vestir, de bailar, de reír. 
Ojalá seas una persona que no corra peligro volviendo a casa sola de madrugada. Ojalá llegues a ser una persona independiente, autosuficiente, capaz de ser quien pilote tu vida. Capaz de hacer un proyecto, de redactar una demanda, de hacer la colada, de dirigir el tráfico, de planchar una camisa, de vender una casa, de preparar una paella.
Ojalá no vivas con miedo, no lo permitas. Quiérete.
Minutos después entré en el cuarto de mi hijo e hice exactamente lo mismo.