Ya han pasado 30 años sin Ana Belén Jiménez de Villarrobledo

Teresa Jiménez
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Su madre no encuentra consuelo, "tengo una herida abierta que no se cerrará nunca", y su padre, Cayetano Jiménez, propulsor de la Asociación de Desaparecidos de España dejó su trabajo para buscarla y falleció con el anhelo de verla.

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El nueve de marzo es cuando tiene lugar el día para el recuerdo de las personas desaparecidas y en Villarrobledo Ana Belén Jiménez Armiñana desapareció el ocho de julio de 1994.

Era menor de edad y precisaba tratamiento. Desapareció sin más y después de 30 años su familia tiene la llama de la esperanza encendida a la espera de que aparezca.

Su madre Antonia Armiñana despidió con sus hijas a su marido Cayetano Jiménez que falleció sin dejar de buscar a su hija desaparecida sin lograr conseguirlo pese al esfuerzo incansable que realizó abandonando su trabajo y dedicándose  a su búsqueda.

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Antonia Armiñana, su viuda, recuerda que Cayetano y ella recorrieron, hasta que ella lo dejó por problemas del corazón del que está operada,  todas las ciudades donde les decían que la habían visto y nunca era verdad. Llegó a poner una recompensa para quien pudiera ofrecer alguna información y muchos fueron los que se aprovecharon y no se portaron nada bien, según manifestó Antonia Armiñana,  "hay mucha gente que no es buena y ha dicho muchas cosas que no hacían ningún bien", confiesa a La Tribuna de Albacete.

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Con sentimiento sincero y desgarrador afirma  "tengo una herida en mi corazón que no se me cerrará nunca. No sé qué pensar y conforme está la vida todo lo que pienso son cosas muy malas después de tanto tiempo sin saber nada de ella y sin que nos digan nada. Si nos han dicho algo ha sido para sacarnos dinero pero sin darme nada sobre mi hija. Ésta es una vida muy mala que no le deseo a nadie, me acuesto y me levanto cada día pensando en ella, con la esperanza de verla. Fue mi hija Mari Carmen quien me hizo ver que tengo otros hijos por los que vivir y a Dios le pido perdón y la Virgen de la Caridad ayuda para vivir por ellos. Siempre dije que lo peor que hay en la vida es que se muriera un hijo antes que los padres, pero ahora veo que no es así que hay otra cosa peor que es lo que está haciendo mi hija si está viva, que no lo sé. Hablo a mi marido que me escuchará desde donde esté,  pero con mi hija a dónde voy Dios mío".   

ARCHIVADO EN: Villarrobledo, Albacete