La Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) quiere que todos los municipios de su Demarcación tengan su Plan de Emergencia ante Situaciones de Sequía, con independencia de su población.
Esta medida es una de las principales novedades del borrador del nuevo Plan Especial de Sequía (PES) que está en proceso de consulta pública y que sustituirá al PES actual, vigente desde 2018.
Ahora mismo, conforme a la Ley 10/2011, del Plan Hidrológico Nacional, tener un Plan de Emergencia municipal sólo es obligatorio para ayuntamientos o entidades mancomunadas que tengan más de 20.000 habitantes.
En el Júcar de Albacete, sólo hay dos localidades obligadas a tener este documento en vigor. Son Almansa, con 24.246 habitantes, y la propia capital provincial, que cuenta con 173.206, según el INE.
El más reciente es el de la capital y, en el caso de Almansa, aunque está vigente, la CHJrecomienda su actualización ya que se redactó conforme a la normativa de 2018, ya muy superada.
Ahora bien, Albacete y Almansa suman 1.672 kilómetros cuadrados y la superficie total de la provincia que está dentro del Júcar es de 7.409. ¿Qué pasa con los 5.737 kilómetros restantes? Pues que no tienen Plan de Emergencia.
Por este motivo, la CHJ cree «recomendable» hacer Planes de Emergencia en «todos» los municipios, porque los pequeños pueblos son «los más vulnerables» ante la sequía.
El propósito es digno de elogio, pero una cosa es decirlo y otra cosa es hacerlo, porque la redacción de un Plan de Emergencia de ámbito municipal es algo muy complejo, incluso para un municipio de más de 20.000 habitantes.
Para dar una idea de esta complejidad, se puede tomar como referencia el Plan de Emergencia de la ciudad de Albacete, pues de los dos vigentes es el más actual.
El primer dato que se debe calcular es la población estimada en «habitantes equivalentes», que es la suma de la población de derecho más una estimación de la población estacional. Por eso, si para el INE la capital tiene unos con 173.206 habitantes, para la CHJ la cifra llega a 177.000.
Siguiente paso, enumerar los recursos disponibles. Los 'ordinario's se usan en ausencia de sequía y los 'extraordinarios' en caso de dificultad.
Los primeros son las aguas superficiales que se llegan del embalse de Alarcón por el Trasvase Tajo-Segura, más tres pequeños bombeos de aguas subterráneas que abastecen a las pedanías de Campillo de las Doblas, Cerrolobo y Abuzaderas.
En caso de emergencia, se pueden reactivar los siete pozos de agua que se usaban para tomar agua del acuífero, antes de la llegada de las aguas de Alarcón. De ellos, cinco están listos para entrar en servicio de inmediato. Siguiente capítulo, consumos. Según el Ayuntamiento de Albacete, la demanda bruta anual media de la ciudad es de 12,55 hectómetros cúbicos de agua y los recursos disponibles para atenderla son 18,5 hectómetros.
Pero cuidado, que el asunto no es tan fácil, porque estos 18,5 hectómetros los comparten Albacete y Chinchilla, ya que forman parte de la misma unidad de demanda.
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