Editorial

Las empleadas del hogar precisan más derechos en un sector precarizado

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El Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar se celebra hoy. Con el objetivo de crear un espacio de reflexión sobre la realidad del colectivo y poder aclarar dudas, la Plataforma de Apoyo a las Trabajadoras del Hogar celebrará, el miércoles 2 de abril, un evento a las 17 horas en el salón de actos del Museo de la Cuchillería de la capital albacetense. Toca reivindicar, junto a estas profesionales, el reconocimiento de su trabajo, al mismo tiempo que reclamar mejoras en sus condiciones laborales. Es cierto que en los últimos tiempos ha habido avances en este sentido, pero también es evidente que todavía sigue habiendo una diferencia abismal entre el personal de este sector y el de otros. De ahí que sea tan importante sensibilizar al conjunto de la ciudadanía, en especial a los empleadores, sobre los derechos de estas personas que, en tantos casos, asumen la gran responsabilidad del cuidado de nuestros familiares. Su tarea es esencial, pero en muchos casos continúan siendo invisibles y discriminadas.

Los datos de afiliación a la Seguridad Social revelan que de un tiempo a esta parte se han reducido de forma significativa los contratos de cuidadoras. Un hecho que es debido a circunstancias como la situación que vive el mercado laboral o al nuevo perfil de los migrantes que llegan hasta aquí, pero también es muy relevante la permanencia de la economía sumergida. La ausencia de contratos es un estigma que continúa marcando a este colectivo, a pesar de todo el trabajo en negro que afloró tras la inclusión de las empleadas del hogar en el régimen general en 2012.

La realidad pone de manifiesto que las profesionales del sector tienen aún muchas razones para seguir con la lucha por conseguir mejoras. Entre ellas, reclaman una limitación real de la jornada para las empleadas internas y la ampliación de las horas de descanso por ley. Demandan asimismo a la Administración que establezca una clasificación profesional, que distinga las tareas domésticas con aquellas que tienen que ver con el cuidado de las personas o que los empleadores contribuyan a establecer condiciones justas y decentes de trabajo. No son las únicas.

Es oportuno volver a recordar que más del 90% de las trabajadoras del hogar son mujeres, y una parte significativa son migrantes en situación administrativa irregular. Esta realidad las coloca en una situación de mayor vulnerabilidad, con salarios precarios y derechos limitados a pesar de desempeñar las mismas funciones que quienes cuentan con un empleo regularizado. Datos que vuelven a dejar en evidencia a esos partidos que han hecho bandera de su desprecio al diferente. Frente a sus prejuicios, evidencias que demuestran que las sociedades más prósperas siempre serán aquellas que acogen con los brazos abiertos a todos los que se intentan labrar un futuro, para ellos y para sus familias, en países que, en algunos casos, les son hostiles.