Valverde de Júcar: una villa de 700 años

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La localidad conquense conmemora este año el setecientos aniversario de la concesión del título de villa al municipio, lo que tuvo lugar en 1325. Sus Fiestas de Moros y Cristianos, que se celebran ahora, cumplen 529 años de historia

Valverde de Júcar: una villa de 700 años

El Gobierno regional colaborará con el Ayuntamiento de Valverde de Júcar (Cuenca) en la conmemoración del setecientos aniversario de la concesión del título de villa al municipio, lo que tuvo lugar en 1325. Así lo ha asegurado este miércoles la delegada provincial de la Junta, Marian López, tras participar en el día grande de las Fiestas de Moros y Cristianos en honor al Santo Niño.

López ha aplaudido el esfuerzo de todo el pueblo de Valverde de Júcar por mantener sus tradiciones y ha afirmado que "recordar y celebrar el pasado es también apostar por el futuro, pues acontecimientos tan espectaculares como ésta se convierten en un atractivo turístico que genera actividad económica en el municipio y en la comarca; además de fortalecer los lazos comunitarios".

Es por ello que el Gobierno regional, que ya reconoció la singularidad de los Moros y Cristianos de Valverde de Júcar en 1986 declarándolas de Interés Turístico Regional; colaborará también con la celebración del setencientos aniversario de la creación del Señorío de Valverde, para lo que ya se han mantenido los primeros contactos con el Ayuntamiento.

Valverde de Júcar: una villa de 700 añosValverde de Júcar: una villa de 700 años

Una fiesta con 529 años de historia. Con 529 años de historia, las Fiestas de Moros y Cristianos de Valverde de Júcar en honor al santo Niño recrean la época de la reconquista, con la pólvora de los trabucos, los dichos y la imagen del Santo Niño como protagonistas.

Hoy, 8 de enero, es el día grande, pues tiene lugar la procesión, con tres encuentros en los que se recitan los "dichos", batalla dialéctica que enfrenta a las dos compañías: la de cristianos y la de moros. El primero tiene lugar en la Plaza de la Verdura, donde vencen los moros y arrebatan la imagen del Santo Niño a los cristianos. El segundo tiene como escenario la calle San Marcos y acaba con la derrota los moros. En el tercer encuentro, en la Plaza Mayor, se escenifica el arrepentimiento del general moro y el abrazo de perdón. Después de la misa, el general cristiano da la arenga y se realiza el correr de banderas y el atronador estruendo de las salvas pone fin a la celebración.