Albacete y su joya de la corona que es el Teatro Circo ya está siendo visto, y admirado, por cientos de miles de personas de todo el mundo. Y el fundamental responsable de ello es el polifacético músico Fernando Lázaro, quien más allá de su profesión y vocación ejerce de albacetense en grado máximo, como ha demostrado a lo largo de su ya amplia trayectoria nacional e internacional. Porque es uno de los mayores protagonistas del documental Danzantes, que se estrenó con enorme éxito el pasado martes en la sede de la Cineteca de Madrid y que ya ha conseguido un importante premio en Estados Unidos.
Esta película en forma de documental, con una duración de alrededor de hora y media, dirigida por uno de los grandes nombres de este tipo de filmes, Juan Vicente Chuliá, tiene como misión ofrecer, por encima de todo, como apunta, la «enorme variedad y diversidad de estilos de la danza». Porque, a lo largo de su año largo de gestación, grabando en tres continentes aparecen nueve países y un total de catorce escenarios. Contando siempre con grandes nombres de bailarines, directores, músicos y coreógrafos en sus respectivos lugares donde desarrollan sus actividades, lo que le da una enorme fuerza de cara a su proyección y exhibición por todo el mundo. 
Y en el campo de la música, uno de los protagonistas es Fernando Lázaro, no sólo como parte de la amplia banda sonora del film con sus composiciones, fundamentalmente de su ballet Buscando Cervantes –que ha sucedido a otros varios suyos estrenados en España y varios países de Europa-, sino también con una creación propia para el documental. Una pieza titulada Cajón y Zapateo, que toca al piano el propio albacetense y baila la también paisana Anabel Navarro, elegida por el propio Lázaro para la ocasión «dado su magnífico nivel», aparte de ser la directora de su propia escuela de danza Miguel Ángel y Anabel.

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