En las últimas dos semanas Felipe VI ha pronunciado dos discursos en los que ha dejado marcada la línea que no quiere que se traspase en España, gobierne quien gobierne: la Constitución debe de ser la guía de un Estado que cada vez pone más difíciles las cosas para que nuestra carta magna se mantenga intacta o al menos guarde su esencia.
Primero fue en Nochebuena cuando hizo una más que interesante defensa de la Constitución y de la unidad de la nación española y ayer, durante la celebración de la Pascua militar, el Rey volvió a dejar clara su postura, ahora enfocada desde el punto de vista del Ejército.
El monarca volvió a ser claro en la defensa, en este caso, de las Fuerzas Armadas, de las que destacó que han sido clave en la defensa del marco de convivencia democráticamente elegido por los españoles en 1978, además de reconocer el trabajo realizado en su misión de garantizar las condiciones de seguridad para que los españoles puedan disfrutar de sus derechos y libertades.
En unos tiempos en los que la unidad nacional está más que cuestionada por muchos de los socios que sostienen al Gobierno de Pedro Sánchez en el poder, Felipe VI quiso dejar claro durante la celebración de la Pascua militar, que tanto elEjército como la Guardia Civil son impecablemente respetuosos con las tradiciones y costumbres nacionales, asumiendo su papel fundamental en la preservación de la identidad histórica de España.
Como hizo en su discurso de Nochebuena, el Rey se refirió a la Constitución, el marco que ha guiado «el camino libre y democráticamente» de los españoles y dejó claro el compromiso de la Corona con ese camino y con «todos los valores, principios y derechos que establece» la carta magna.
Pero el Rey es consciente de que su papel no va a ser fácil en esta legislatura que acabamos de empezar. Los socios que van de la mano de Pedro Sánchez , sobre todo Sumar, Bildu y los dos partidos independentistas catalanes Junts per Catalunya yEsquerra Republicana, no es que no defiendan la Constitución es que la atacan constantemente y no solo de palabra, sino con hechos como el referéndum y la declaración de independencia, ambos inconstitucionales y a la par ilegales, que fueron condenados por la Justicia y que ahora serán perdonados merced a una Ley de Amnistía que, no es que levante el castigo, es que lo borra de la historia, como si no hubiera sucedido nada.
El Rey es consciente de que la monarquía en España pende de un hilo y que en el momento que exista la más mínima posibilidad, ese hilo será cortado sin vergüenza alguna.